
Tiempo es la nueva película del director M. Night Shyamalan en la que aborda las misteriosas vacaciones de una familia. Nos acercábamos al film con bastantes precauciones, teniendo en cuenta que no había acabado de cuajar algunas de las últimas películas del director. Por ejemplo, Glass no nos había parecido lo redonda que se barruntaba vistos los antecedentes de El Protegido y compañía. Un cierre de trilogía en falso.
Curiosamente, en inglés el título de la película es Old, que es un resumen bastante menos agraciado del sentido de la película y que actúa como arruinamiento de trama. Eso que -por una vez y sin que sirva de precedente- nos ahorramos en castellano.

A lo que íbamos: con estos interrogantes nos acercábamos a la sala del cine y la verdad es que Tiempo nos entretuvo. Justo es decir que Shyamalan no descubre nada nuevo con Tiempo. Esta nueva cinta resulta una suerte de homenaje desde la concepción del trabajo de El Ángel Exterminador de Buñuel y añade ciertas gotas del cine de “espacio cerrado y hermético”. Shyamalan reflexiona sobre el carpe diem, llevado al máximo exponente. De resto, la película es bastante impecable desde el punto de vista técnico. La vejez es abordada de manera interesante y fugaz en el universo que nos deja ver el director.
Las enfermedades ocurren y se superan con velocidad de vértigo, ya que las evoluciones y enfermedades humanas surgen en 24 horas, algo que habitualmente es más propio de meses y años de empeoramiento y curación.
Sin embargo, lo mejor de la película es la propuesta y el concepto de partida, como ya es una constante con este hábil realizador que ya nos sorprendiera con El Sexto Sentido años ha. De todos modos, Shyamalan no deja una pieza redonda casi nunca y peca de querer bordar en oro cualquiera de sus giros argumentales, lo que resta credibilidad a las tramas. Un parto o el final de un personaje femenino excesivamente pretensioso y terrorífico (relacionado con el deterioro de los huesos) son probablemente alguno de los peores momentos del trabajo. Es una pena que siempre parezca que nos quiere meter en vericuetos mentales insalvables. Con un guion un poco más cocinado, el director hubiera podido ver reverdecer sus laureles de manera sobresaliente.
Algunos de los momentos son verdaderamente hermosos, por ejemplo el fallecimiento por vejez (insistimos, a velocidad de vértigo) de uno de los matrimonios protagonistas. Otro de los fuertes de la cinta es en el reparto, en que como mínimo cumplen su misión y que en algunos de los casos destacan de manera positiva. Sin ir más lejos, el mexicano Gael García Bernal se echa a la espalda la cinta, y también es destacable la labor de Alex Wolff.
De hecho, Tiempo puede ser calificada como una cinta competente y entretenida si nos dejamos mecer por su ritmo y por su tempo (nunca mejor dicho). Refrescante entrante veraniego que pudo haber sido bastante más efectivo de haber jugado con un guion sin tanto quiebro.
¡A ver cuál es el próximo paso de este director! Solemos darle más oportunidades de las que merece.