
Superman vuelve a la cartelera de cine, de la mano del director James Gunn y del estudio Warner Bros. en una película de acción y aventuras en términos generales, entretenida y divertida. Como en botica, esta nueva lectura de Superman tiene de todo, momentos interesantes y momentos más evitables. Sin embargo, la película es un verdadero torbellino de elementos que te dejan sin respirar. En ese sentido, Gunn parece haber dado con la tecla de la nueva generación, no dar tregua a un espectador que puede acceder a su bolsillo para entretenerse con las redes sociales.
Además, sería injusto olvidarlo, James Gunn es responsable por partida triple si se quiere. Lleva la dirección, lleva el guión y lleva la sección -en conjunto con otras personas- de la empresa, del estudio de cine. Esto significa que casi, sin ningún freno, este hombre ha hecho lo que ha querido.
Uno de los aciertos de este nuevo lanzamiento reside en el amplio reparto con un protagonismo decisivo en las manos de David Corenswet que es el nuevo Christopher Reeves. Le acompaña un reparto coral en la empresa en donde destaca por ejemplo Rachel Brosnahan en el papel de Louis Lane. Por su parte, y no menos importante, Nicholas Hoult (que ya habíamos visto en papeles de películas como Jurado número 2 de Clint Eastwood) lo borda como el pijo magnate que quiere dominar la tierra y cuyo único escollo es el superhéroe de acero. Hay papeles menores que también compaginan adecuadamente y que hacen que la película tenga una resolución actoral apetecible. De hecho, ahí no está ninguno de los problemas. El protagonista se cree Superman y hace del alienígena con querencia humana que ha configurado siempre al protagonista todopoderoso en la Tierra.
Desde el punto de vista de la fotografía, de efectos especiales y los valores de producción es bastante luminosa y destacable. Nada que reseñar negativo. La película se sigue bien y por lo menos no hay evidencia de que las cosas estén mal acabadas -algo que no pueden decir todas las películas de ciencia ficción y sobretodo de superhéroes-.
Otro de los elementos que suman es su metraje, de casi dos horas. La película se concentra y da lo suyo de manera resumida y a golpe de contención y con ausencia de la causa contemplativa hace lo posible para que cada parte del metraje tenga su importancia.
Rachel Brosnahan, haciendo de Louis Lane, también tiene su papel destacable. Nos gusta la trama de romanticismo y la trama periodística que tiene en Lane, como siempre, su periodo más incisivo, aunque en este caso con la colaboración de una amplia redacción. Además muestra una mujer independiente y capaz por sí misma y con sus dudas en las relaciones sociales y de amoríos. Interesante, cuanto menos. El jefe del Daily Planet es cada vez menos “jefe” dictatorial y sí un hombre bien informado que procura hacer su trabajo.
Superman, como bueno, trabaja en equipo por primera vez en el mundo del celuloide (que nosotros sepamos) con la colaboración pertinente de la Justice Gang, allá donde él no puede acudir presto y volando como siempre. Se trata de Guy Gardner, realizado por Nathan Fillion, Hawkgirl, Isabela Merced, y Mr. Terrific, Edi Gathegi, el señor de los ordenadores mágicos que lo logra casi todo accediendo al código fuente o sin él. Esta concatenación de héroes no molesta y dan soluciones en el guion en algunas partes.
Uno de los valores más destacables de esta entrega del Hombre de Hierro es que en algunos momentos la película propone un trampantojo de la realidad. Hace con ficción y con políticas en países inventados una serie de cuestiones que se pueden estar viviendo en estos mismos momentos. La prensa es usada en ocasiones como poder y la inmediatez del apaleamiento de las redes sociales se lleva su lana bien cargada. Por otra parte, nos interesa de manera enorme el uso del malo, Lex Luthor es una potencia económica que usa las redes con monos amaestrados ¡no es broma! Es justicia poética en este caso. Este maligno miembro de la economía del país más grande de la Tierra conspira con dictadores de fronteras ulteriores que son estados bananeras y “amigos del Poder”. En ese sentido, el cuadro está perfectamente pintado por Gunn. Es de elogiar el retrato de una parte de la sociedad.
Es más, el “malo”, Lex Luthor maneja la cárcel de limbo legal que al Gobierno y al mismo poder le interesa ¿Será que se está hablando de otro momento, de otro lugar bastante más terrenal? Es una pena que estos elementos sean solo destellos, trazas en la película porque cada reconocimiento con la realidad era un deleite en la cinta. No olvidemos que el arte en ocasiones es eso, una crítica y una lanza acerada al sistema. En ese limbo se encarcelan hasta a ex-amantes de los líderes. Se encadenan a los monos de Twitter.
Sin embargo, no todo iba a ser oro en la sesión de cine. El guion empieza por desquebrajarse y va perdiendo solidez. El camino es un poco más discutible a cada paso que da porque más allá de la mitad del film se apostó por una película de videojuegos, al estilo “plataforma” y algunos de los pasos están más en falso que otros. Alguna inconsistencia y alguna amenaza que no tiene mucha cabida en el mismo ecosistema propuesto.
“La gran raja” que va a acabar con la ciudad es cuanto menos discutible y el micro agujero negro ¡qué decir! Monstruos que existían sólo para enseñarnos las habilidades de los hombres y mujeres magníficos.
Creemos honradamente en que la amenaza podría haber sido más terrenal, más de conflicto interno. Para éstos casos de películas de Supermanes, ya se sabe, se ha de suspenderse toda esperanza crítica y activar la credulidad, se tiene que hacer constricción y recordar que aquel gran Superman de Donner -o así ha quedado para los restos- hacía darle la vuelta al contrario del sentido rotatorio de la Tierra para retrasar relojes y tiempo ¡Feliz ilusión infantil! ¡Y así colaba! No lo olviden, si algo no tiene sentido ¡Lo puso ahí el Ayuntamiento!
La película también cae por su particular mini agujero negro y hay una buena parte de la misma que es verdaderamente un amasijo de CGI y de efectos especiales que bebe de lo peor de la competencia, de Marvel. Y eso que lo compagina con tensión. Hay un periodo en donde se asesina a sangre fría a un inocente y sólo por presionar al héroe. Bien se podría haber apostado por otros caminos, éste último por ejemplo.
La cinta desbarra con varios factores también que bien encajados podrían haber sido brillantes. Nos referimos a la inclusión de cierto ¿humor? que desentona del nivel general y que parece estar hecho para contentar a todo tipo de público. No hay que descender al nivel de poner el ejemplo de un omnipresente perrito o superperrito que como alivio cómico es algo más que irascible y altamente eliminable. Hay más humor que no vale ni como golpe en el show de los 80 más impúdico, porque carece de risa en casi cualquiera de sus partes
Por supuesto, este Superman tiene la licencia de la lagrimita fácil. Es necesario nada más que agitar la vara mágica de John Williams, cuya licencia por algo paga. De hecho, la banda sonora sólo es especialmente reseñable por ese recuerdo, la fanfarria de Superman sugerida. También usa a sus padres terrenales y a sus padres espaciales. Como si la culpa de Superman tuviera que ver con lo que han hecho, en galaxias muy lejanas los segundos, y su redención absoluta con los primeros. Discutible pero como digo, la emoción se muestra en esos momentos a flor de piel.
En definitiva, este nuevo Superman (2025) de James Gunn ha sido una aventura más del ser alado que viene del planeta Krypton que no te deja respirar de tanto viaje de ida y vuelta y que podría haber apostado por un target (público objetivo) más específico: O se contenta a la juventud (que después comprarán muchos muñecos, al más puro estilo Spielberg) o se contenta a la generación más provecta. No llueve nunca a gusto de todos, nos parece.
Foto: promocional de la película