
Excelente concierto ofrecido por Rita Payés y banda en el Espacio Cultural de la Fundación Cajacanarias de Santa Cruz de Tenerife, sita en la plaza del Patriotismo, número 1 y ello en el marco del presente 34 Festival Internacional Canarias Jazz & Más Músicas Creativas.
Con una puntualidad adecuada y deseada, pasadas las 20 horas del 16 de junio, Payés (Vilassar del Mar, 1999) se presentaba con su eficaz quinteto para hacer disfrutar al respetable que además poblaba convenientemente el auditorio de la entidad crediticia. Los antecedentes eran bastante benévolos con Payés que se había forjado en la ardiente fragua de Joan Chamorro durante un buen tiempo y la Sant Andreu Jazz Band, así como un par de lanzamientos de gran interés.
De vestido simple y descalzos pies, la cantante guitarrista y trombonista, una vez superado un leve error de micrófono al inicio del show, fue firmando una noche mágica con las lecciones muy bien aprendidas y gestionando su bien ganada fama de artista. Poco a poco fue interpretando canciones que han compuesto su hasta ahora pequeña carrera, centrándose en el último lanzamiento de hace ya un año según sus propias palabras, De camino al camino.
Fueron muchos elementos los que metió Payés en su batidora musical y todos esos contenidos sirvieron para el deleite del respetable. A saber; música de autor, música catalana, respeto por letras bien realizadas y una voluntad de viaje por parajes musicales latinoamericanos. A Payés le acompañaba una sabia banda que combinaba la experiencia veterana de Horacio Fumero, al contrabajo, Elisabeth Roma, guitarra clásica, y la juventud ampliamente preparada de Juan Berbín, a la batería y Pol Batlle, diversas guitarras como la española y eléctrica, voz. Espectáculo complejo y ecléctico que llegaba al espectador como un viaje que emprendía sin ningún tipo de duda.

Sonó redonda en la tarde noche El Cervatillo, single del proyecto y que antecedía a un set List verdaderamente inteligente. Gran parte del mérito del evento estuvo en saber combinar a esa magnífica banda y saber qué colocar en cada momento. Las canciones iban sonando redondas con tiempo de Payés para firmar con su trombón algunos de los solos. Es decir, ella cantaba y en algún momento nos obsequiaba con su instrumento de viento.
Momentos también exclusivos y maravillosos fueron protagonizados por el veterano contrabajista Horacio Fumero. El maestro dejaba todo en el escenario con interesantes introducciones y algunos solos que quitaban el sentido. Su esencia y su presencia, reconocida y seleccionada durante tantos años en la música era un buen cimiento para hacer crecer la cita musical.
Un momento especialmente reseñable y tierno fue cuando interpretó Nana Per Les Mamas con Elisabet Roma, su madre y nos compartió algún detalle de la creación de esta hermosa canción. Ella como madre, se preguntaba cuántas madres estarían en la posición que sentía amamantando a su propia descendencia.
Me gustó también especialmente canciones como Tantas cosas, una vez más poesía ligada a música y haciendo una leal versión en directo con respecto a lo registrado en estudio.
Aproximándonos al final del concierto, Payés hizo especial hincapié en la importancia de estar cómodamente disfrutando de la velada y de la noche de concierto en contraposición de tantas personas que lo están pasando mal en un mundo loco en estos momentos.
Tras un único bis, el quinteto desaparecía después de saludar al público y nos quedaba la sensación de haber degustado un gran espectáculo. De cerca de 90 minutos redondos, este show podría ser la antesala de una carrera llena de éxitos y una certeza, la de que Rita Payés siga creciendo y creciendo en su ya magnífica capacidad. Espectáculo que abordó la música acústica de manera divertida, atractiva, y que abordaba algún momento ecléctico y moderno que le daba incluso más color al estupendo espectáculo.
El respetable sellaba lo sucedido en la noche con un importante aplauso final y con la mayoría de pié y jaleando lo acontecido en la cita.
Foto: Canción a quemarropa
texto: Canción a quemarropa