
Angel Falls, el brillante dúo formado por Sylvie Courvoisier y Wadada Leo Smith, no surgió de la nada. Fruto de la admiración mutua, surge tras una serie de encuentros en conjuntos más grandes. El pianista y el trompetista tocaron juntos por primera vez en 2017 en un concierto organizado por John Zorn. Smith quedó claramente impresionado porque, como recuerda Courvoisier: «Justo después del concierto me pidió mi número de teléfono y un par de meses después, grabamos un trío con Marcus Gilmore en New Haven». Aunque esa fecha aún no se ha publicado, ha habido colaboraciones regulares desde entonces, incluyendo nuevos tríos, un conjunto de Smith con dos pianos y, por supuesto, Chimaera de Courvoisier, también en Intakt, donde el trompetista colabora con su colega Nate Wooley.
Los duetos con piano constituyen una vertiente imperecedera de la obra de Smith. Dada su pasión por el formato —ha grabado con pianistas tan diversos como Vijay Iyer, John Tilbury, Angélica Sánchez y Amina Claudine Myers—, era inevitable que sugiriera un disco con Courvoisier. Pero fue el pianista quien sugirió evitar las listas de éxitos. Como resultado, los ocho temas de Angel Falls poseen una inmediatez asombrosa y, sin embargo, una arquitectura sonora renovada.

Angel Falls, que saldrá el 3 de octubre de 2025 a través de Intakt Records, prospera gracias a la química excepcional de la pareja, sus intrépidos vuelos improvisados y su sentido compartido de la forma.
Cada uno es un intercambio vívido e incesante de tono y textura, cocreaciones cambiantes que alternan entre volátiles y melódicas, espaciosas y elípticas, vulnerables y asertivas. Smith y Courvoisier se complementan sin excepción, sin recurrir a tácticas obvias. No hay acompañamiento ni ostentación, solo una constante sensación de calibración continua, elementos oblicuos en perfecto equilibrio.
Este arte se nutre de la experiencia musical de toda una vida. Y en este álbum, la inspiración llega de forma sorprendentemente directa. Como revela Courvoisier: «Simplemente tocamos exactamente el orden y la cantidad de música del CD, sin editar. Probablemente lo hicimos en dos horas». Se grabó y mezcló el mismo día. Empezaron al mediodía y a las 5 de la tarde ya estaba terminado.
La calidad orgánica de la música se refleja en los títulos, asignados durante una escucha conjunta posterior, muchos de los cuales hacen referencia a las fuerzas elementales de la naturaleza. Sobre la pieza que da título al libro, que lleva el nombre de la cascada continua más alta del mundo, en Venezuela, Courvoisier dice: “Y también me gusta la imagen de un ángel cayendo”.
Foto: Ogata Photo