
La comunidad boliviana de la capital se volcó en la festividad de su patrona, Virgen de Urkupiña, en el barrio de Salamanca, con procesiones y danzas folclóricas que transportaron a los asistentes a los diferentes regiones y pueblos de los Andes.
El corazón de Santa Cruz de Tenerife latió al ritmo vibrante de la música y la devoción de la comunidad boliviana residente en la capital. El barrio de Salamanca, en el distrito Centro-Ifara, se ha vestido de gala para la esperada festividad en honor a la Virgen de Urkupiña, en un despliegue de fe, tradición y un sinfín de danzas folclóricas que honran a la “Patrona de la Integración” de Bolivia.
La celebración ha sido posible gracias a la unión de la comunidad boliviana, la Fraternidad Los Calcheños de Potosí y el distrito Centro-Ifara de la capital, dirigido por la concejala Purificación Dávila. Los actos centrales del fin de semana ofrecieron un espectáculo visual y espiritual que transportó a los asistentes a los Andes bolivianos.
Ayer viernes tuvo lugar la Misa de víspera en la parroquia de Fátima, que dio paso a una emotiva ofrenda de danzas en la plaza exterior, donde los bailarines se presentaron ante la imagen sagrada. Pero la jornada que realmente desató el fervor fue la de hoy, sábado. Tras la Santa Misa, la Virgen de Urkupiña salió en procesión por las calles del barrio de Salamanca, seguida por una veintena de grupos folclóricos.
Cada uno de ellos lució trajes de alegres colores y coreografías llenas de energía, que son una ofrenda viva a la Virgen. Los asistentes pudieron disfrutar de la majestuosidad de la Morenada, con sus pasos lentos que evocan la resistencia de los esclavos; la vivacidad y el coqueteo del Salay, una de las danzas más populares de los valles de Potosí y Chuquisaca; y la fuerza y el simbolismo ancestral del Tinkuy, que representa el “encuentro” ritual de las comunidades andinas, donde también hubo exhibiciones de otras danzas como el enérgico Caporal, la elegante Kullawada de los tejedores aymaras o los Potolos, un homenaje rural.
El alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, destacó que esta festividad es un reflejo de la riqueza cultural de la ciudad, un ejemplo de que “Santa Cruz es una capital de acogida, donde la integración se celebra y se vive con alegría, baile y devoción”. La concejala Purificación Dávila, por su parte, subrayó que el evento es un “testimonio de la vitalidad de nuestras asociaciones y de la fuerte conexión de sus miembros con sus raíces”, comprometiéndose a seguir apoyando este tipo de iniciativas que fortalecen los lazos sociales y culturales.