Foto: Mara Saiz. ¡Qué cubanos más raros! Me indica cariñosamente una oyente. Y pienso, ¡Claro no es todo latin en los mundos caribeños! Michael Olivera, o “Micha” es sencillamente un corazón que late en tempos de improvisación a raudales. En esta colisión y coalición con uno de los productores del momento, el brasileño Munir Hossn, hemos confirmado esta circunstancia. Todo ello asentado en las raíces musicales de su tierra, Santa Clara (Cuba).
Desde el punto de vista compositivo e interpretativo, ‘Ashé’ es una llamada al buen gusto musical ¿El resto? Lo demás lo llevó a cabo una de las mejores bandas que se recuerda en el ambiente madrileño. Forjados estos encuentros, quizás, en las jams y en los conciertos de los grandes clubes de la capital de España; Bogui, Berlín, Central, etcétera.
Las teclas de Marco Mezquida, el saxo de Ariel Brínguez, la propuesta a la voz de Miryam Latrece, el complemento en la percusión de Borja Barrueta y Luis Dulzaides y por supuesto Michael con su batería, llegan a ese gran nivel que se debe encontrar en festivales y en los clubes más finos del mundo. Ashé es, por lo tanto, un gran esfuerzo que necesita tener continuidad.
En ‘Aché’, este cubano de 30 años nacido en Santa Clara nos ofrece una temática campesina, una parte importante “metereológica” con ciertos torbellinos sónicos y con un tributo final a aquella maquinaria del placer que formó John Coltrane a mitad de los 60, con ‘A love supreme – Acknowledgement’.
Probablemente esté dentro de sus evidentes cualidades liderar bandas, pues bienvenido Michael, que tus bandas suenen siempre así ¡Y que nosotros tengamos nuestra máquina para contarlo! ¡Y mucho ashé!