
Foto: Valentín Gamiz. Esta semana se ha estrenado ‘Wind Rose’ o ‘La rosa de los vientos’, el nuevo disco de Susana Raya. Recién sacado del horno, ‘Wind Rose’ ha sido el resultado de un largo proceso en donde la guitarrista y vocalista cordobesa, afincada en Holanda, ha volcado toda su intuición y categoría.
Este lujoso álbum ha sido producido por Gary Burke y ha contado con una gran nómina de músicos; Ira Coleman, al contrabajo, Clifford Carter, al piano, Leonardo Amuedo, a la guitarra y Cyro Baptista a las percusiones. Músicos acostumbrados a acompañar a solistas de la talla de Sting, Paul Simon, Cassandra Wilson o Herbie Hancock entre otros. Además, hay que añadir la lujosa invitación especial del bajista Steve Swallow (Carla Bley, John Scofield).
También estamos de enhorabuena por la selección de este trabajo como uno de los ‘Best Albums of 2016’ del prestigioso periodista musical Ted Gioia, quien ha calificado a nuestra protagonista como la ‘Eva Cassidy andaluza’. Felicidades por tal fantástico fruto.
-Susana Raya ¿Cómo empezó en el mundo de la música? ¿Fue primero cantante y después guitarrista o todo vino a la vez?
– Susana Raya: La vena musical me viene de mi padre. Le recuerdo cantando y tocando la guitarra en casa, con su armónica colgada en el cuello. Teníamos también un órgano hammond donde me cuentan que cuando tenía un berrinche de bebé me sentaban allí y se me pasaba. Cantar y tocar la guitarra surgió todo al mismo tiempo. Alrededor de los once años empecé a escribir canciones y a los trece me apunté al conservatorio a estudiar guitarra. Desde entonces, la guitarra ha seguido un camino más académico y la voz más autodidacta.
-Por fin tenemos entre las manos su último “retoño”, ‘Wind Rose’ ¿Qué le atrajo de ese nombre para llamar así a su producción?
– S.R.: Buscaba un nombre que inspirara viaje. La música significa eso para mí. Me transporta a unos lugares preciosos. En principio se iba a llamar “Rosa de los vientos”, haciendo referencia al símbolo que usaban los primeros navegantes para orientarse en sus travesías. Me atrajo también el puntito romántico de la palabra “rosa”. Aunque sólo incluyo dos temas en este idioma, finalmente me decanté por la versión en inglés por su sonoridad y ritmo.
– Nos ha llamado la atención la participación de un hombre importante en el mundo de la música como Steve Swallow, ¿Cómo lo conoció y hasta qué punto colaboró en el proyecto?
S.R.: Me apetecía mucho grabar con Steve Swallow mi versión del tema «My one and only love». Las cosas a veces son más sencillas de lo que parecen. Escribí a Steve al correo que figuraba en su página web planteándole esta colaboración a dúo. A los pocos días me respondió amablemente y meses más tarde estaríamos grabando. Buscábamos un estudio cerca de su casa, en Upstate New York. Su colega Larry Grenadier, que vive también por la zona, nos recomendó el Clubhouse Studio en Rhinebeck. Una vez allí, la sesión fluyó muy bien, grabamos un tema adicional que no teníamos previsto, “ The Wind”.
Hubo muy buen rollo con el ingeniero de sonido y propietario de estudio, Paul Antonell, y al día siguiente estuve grabando algunos de mis temas sola con la guitarra. Me encantaba la energía del estudio, en medio del campo, rodeada de naturaleza. Así que cuando Paul me propuso grabar allí el disco en directo me pareció una buenísima idea. Este proyecto ya lo había grabado previamente trabajando por pistas, es decir, grabando voces y guitarras de referencia con la base para después grabar en solitario las pistas definitivas. Me faltaba el carácter orgánico que tiene el grabar todos juntos.
Así fue como el hecho de grabar con Steve Swallow, a parte de la experiencia musical y vital que significó para mí, me llevó a un proyecto de mayor envergadura. Su colaboración en el disco se reduce al último tema, “The wind”, pero es la semilla de todo lo que vino después.
– Por otra parte, ha tenido usted a una gran nómina de artistas como Ira Coleman, Cyro Baptista, Leonardo Amuedo o Clifford Carter ¿Cómo seleccionó a esta gente para su banda?
-S.R.: Para producir el disco conté con la ayuda de Gary Burke, productor y baterista. Teníamos conferencias regulares por skype e hicimos juntos la selección de músicos. El primer nombre que teníamos sobre la mesa era Ira Coleman que vive literalmente a cien metros del estudio. Acababa una gira con Sting y estaba disponible para las fechas que barajábamos.
Ira se sumó en una de nuestras conversaciones por skype, y propuso como percusionista a Cyro Baptista, al cual definió como “master painter of colors”. Justamente yo buscaba esa forma, estaba menos interesada en el groove, quería algo con más espacios, pinceladas. Por eso opté por la percusión más que batería.
Un gran acierto de Gary fue la llamada a Clifford Carter (James Taylor, Art Garfunkel…). La premisa era un piano que no estuviera demasiado presente pero que se echara en falta su ausencia. Clifford era perfecto para eso.
Por último, tenía mucho interés en que Leo Amuedo fuese parte del proyecto. Adoro mi instrumento y por ende, soy una completa fan de Leonardo. Gary me transmitió sus dudas, argumentando que al yo tocar la guitarra en el disco, corría el riesgo de que un guitarrista de este calibre podría de alguna forma “ hacerme sombra”. Insistí, ¡yo quería tocar con Leo! Desde el primer tema, todos los temores de Gary se disiparon. Resultó ser un apoyo fundamental en las sesiones y el sonido del disco. Grabar nuestro tema a dúo, Ave de paso, fue muy emocionante. De hecho es el tema favorito de Ira aunque él no toque.
– ¿Cómo le fue en la presentación de ‘Windrose’ en el Teatro Góngora de Córdoba?
– S.R.: Memorable. Superó mis expectativas. Todos estábamos muy conectados con la música, tanto el público como los que estábamos encima del escenario. En los últimos años he estado tocando mucho en pequeño formato, sola, dúo, trío… Ir a sexteto fue un subidón.
– ¿Es muy diferente grabar en España que en los Estados Unidos?
-R.: En general, no he apreciado gran diferencia de esta grabación en Upstate Nueva York a cualquier estudio en España. El ambiente era relajado. Buenos músicos, buenos técnicos en los dos lados. Sin embargo, donde sí que note una diferencia significativa fue en Nashville. Tuve la suerte de poder vivir de cerca cómo trabajan los músicos “top” de la escena de la ciudad. Todo es bastante rígido a la hora de plantear una grabación. En primer lugar, los músicos tienen cachés establecidos dependiendo de a qué categoría pertenezcan. Las sesiones en el estudio están organizadas por bloques de tres horas en un horario determinado con un descanso entre medias. De esta manera, como todos los estudios están muy cerca unos de otros, los músicos pueden participar en varias grabaciones. A mi me costaría grabar en un ambiente tan estructurado.
– A un disco con esta factura musical le debe preceder una importante gira de presentación ¿Tiene planes al respecto?
– S.R.: Estamos trabajando en ello, pero no hay nada cerrado todavía.
– En la presentación tuvo una banda de lujo compuesta por:
Jeroen Vierdag: contrabajo
Marco Santos: percusión
Gloria Ariza: coros y guitarra acústica
Jose Carra: piano y teclado
Eneko Alberdi : guitarra eléctrica
-¿Quiénes son?
– S. R.: La banda ha sido una mezcla Holanda-Andalucía. Jeroen es uno de los bajistas más demandados en los Países Bajos, es una suerte poder contar con él. El portugués Marco Santos reside en La Haya, ha trabajado con artistas como Sara Tavares, una de mis cantantes favoritas. La cordobesa Gloria es fantástica. Su voz se complementa muy bien con la mía y es guitarrista. Hay una diferencia entre tocar la guitarra y ser guitarrista :). Contacté con ella hace un par de años después de escuchar este video:
Jose Carra es poesía, me encanta. Qué puedo decir, lo conocéis bien por allí. Eneko Alberdi, de Eibar pero residente en Málaga, es un músico muy abierto, fundamental para crear la atmósfera que buscaba. Siempre viaja con un libro interesante en la mochila. Ana Karenina fue el elegido para su viaje a Córdoba.
– Con este viaje de vuelta a Andalucía ¿Ha visto muchos cambios? ¿Hay posibilidad de girar por esa Comunidad Autónoma? Nos llegan noticias de unidad con respecto a la asociación de jazz de esa tierra…
– S.R.: Pues no mucho. Las mismas dificultades, pero las mismas ganas de hacer música. Sí que se nota que las asociaciones de jazz están moviéndose más fuerte que nunca, promoviendo conciertos, talleres, etc. Hacen una labor de super héroes, Assejazz en Sevilla, Clasijazz en Almería, el Musicario en Cádiz, entre otras. Percibo una mayor colaboración entre asociaciones. Por ejemplo, desde la Federación Andaluza de Jazz, Andajazz, han creando un circuito interesante de clubs con el que poder plantear una gira por toda Andalucía.
– Hemos leído que está colaborando con Antonella Mazza ¿Es un nuevo proyecto con la contrabajista?
– S.R.: En realidad estamos retomando un proyecto a dúo que dejamos hace cincos años. Pero había gente que aún nos lo seguía demandando, decidimos unirnos de nuevo. Lo pasamos genial juntas, hay muchísima química en el escenario y el público disfruta con eso.
– ¿Qué planes tiene para el futuro? Después de esperar tanto por ‘Wind Rose’ ¿Tendremos que esperar mucho para tener el nuevo material?
– S.R.: ¡Tocar, tocar y tocar! Respecto al nuevo material, tengo algunas ideas que me rondan. No aventuro fecha, pero no creo que se haga de rogar tanto como Wind Rose.
-Como cantante y guitarrista ¿Está especialmente influenciada por alguna artista en concreto?
– S.R.: Chet Baker, Pat Metheny, Elis Regina, Antonio Vega, sin este orden en concreto. Esto resumiendo mucho, la lista de influencias es bastante larga.
– ¿Jim Hall o Pat Metheny? ¿Ella Fitzgerald o Norah Jones?
– S.R.: ¡Todos me encantan! Pero si hay que mojarse, haciendo un cálculo de los momentos “piel de gallina” me quedo con Pat Metheny y Ella Fitzgerald.
– Saludos y gracias por su tiempo, ¿Algo que añadir? Mande un saludo a los lectores de Canción a quemarropa?
– S.R.: ¡Gracias a vosotros siempre! Un abrazo a toda la buena gente que sigue Canción a quemarropa. Salud, amor y música.