Extraordinaria cita con la cantante lusa Kátia Guerreiro en el Teatro Leal. La bombonera lagunera se cubría de sus mejores galas para recibir la primera entrega del ciclo EsFado, realizado por Folelé Producciones. Con una puntualidad deseable y con un adelanto con respecto al horario habitual a las 20:30 horas, cuestión ésta de alabar, comenzaba un concierto con tres músicos en el escenario, realizando una soberbia capa musical que envolvería a la dama del fado portugués.
Desde los primeros compases, Kátia Guerreiro demostró sus amplias virtudes como cantante. Fue increíble comprobar con que aparente comodidad podía llegar a cualquiera de sus variados registros, propinando momentos verdaderamente memorables. Una suerte de viaje introspectivo, mágico.
En un notable español, la portuguesa se dirigía al público presentando cada canción. De esta manera, era bastante prolija en presentar temas que hablaban del amor, del desamor, pero no sólo en lo relativo a la pareja sino también en relación a sus dos hijos.
Textos de Amalia Rodrigues y destacadas canciones clásicas y modernas del fado. Alguna nueva lectura de sus músicos pero siempre conservando esa tristeza y alegría a partes iguales que propone la más genuina de las expresiones artísticas musicales de Portugal.
Casi 2 horas de música de alto nivel, explorando el lado más salvaje e íntimo, viaje que dejó al público verdaderamente maravillado. En ese sentido, supone un placer, comprobar que una música tan aferrada a la tradición y al pueblo -folk-, sigue llenando teatros.
La misma Kátia elogió el hecho de que en el teatro se haya casi colgado el cartel de no hay billetes. Es cierto que hubo alguna «clarea» mínima en el patio de butacas pero ello no esconde una entrada notable.
Kátia Guerreiro se centró en un repertorio que tenía que ver con su último disco -publicado en 2014- que lleva por título Até Ao Fim. Uno de los momentos más simpáticos fue cuando la cantante interpretó ‘Mentiras’, un tema compuesto por Rita Ferro y Pedro de Castro, en donde la protagonista señala que prefiere que su amor le mienta a que le digan la verdad, porque cuando este dice la verdad «le puede matar». Al respecto de la irónica letra, la fadista decía «algún día moriré, pero moriré feliz».
Después de una gran ovación, con el respetable en pie, los músicos abandonaban la escena y volvían para proceder a un «bis» que también alegró el ánimo de la concurrencia. Entre aplausos, gratificaciones y buenos sentimientos, se acababa el concierto.
Comienzo arrollador, en consecuencia, del fin de semana musical en el Teatro Leal de Aguere, que también nos trae a Fred Wesley -sábado- y Diana Kurtz -domingo-. Esperemos que la senda de calidad marcada por la lusa sea la misma que los otros artistas norteamericanos.