Habría que recordar aquel viejo poema de Bertolt Brecht, más conocido por una canción de Golpes Bajos muy popular de los ochenta en España aunque con letra diferente. Aquel que decía que eran malos tiempos para la lírica ya en los años treinta en Alemania, que es de los que hablaba el dramaturgo y poeta. Y siguen siéndolos cuando la mayoría de las canciones de amor e intimistas son pura estupidez sin valor ni musical ni poético. Muchas todo sensiblería y cursilería momentánea sin ningún valor. Pero no es el caso de Pablo Milanés.
Lo que prima es la épica y el machaqueo grosero de gesto burdo y violento. Por ello, y muchas otras cosas, un concierto como el de Pablo Milanés en el Auditorio de Santa Cruz, el pasado sábado, y el día siguiente en Gran Canaria, de su último tour, que como nos contaba el cartel recupera su ‘’esencia’’, fue pura excepción lujosa de un maestro con casi 50 años de discos y carrera musical, y uno de los fundadores más conocido de la llamada Nueva Trova cubana que también va para medio siglo, y sigue siendo por lo dicho de lo más fresca y extraordinaria en su sentido literal de nada ordinaria.
Milanés nos ofreció esta vez un concierto muy cercano e intimista, diría que hasta familiar en el buen sentido, acompañándose con una excelente pianista joven llamada Ivonne Téllez y una chelista más joven aún e igual de excelente llamada Caridad Varona, que el cantor presentó al inicio del espectáculo. Todos en riguroso negro, clásico de sus conciertos. Aclaró que iba a ser un recorrido desde sus inicios hasta sus finales aún creativos y no definitivos, y espero que por mucho tiempo. Descubrimos que después de tanto tiempo su voz tan emocional y característica no había perdido un ápice de su potencia expresiva. Y a medida que avanzaba el concierto se mostró como muy personal y emotivo.
Aunque su repertorio amplísimo incluye temas de todo género, incluido el político, lo que oímos hablaba del amor, del desamor, de la muerte y del paso del tiempo que es en suma lo más importante. Sin duda como anunciaba el cartel, lo esencial. Y así fue sorprendiendo con unos arreglos excepcionales de piano y chelo, y algún coro de la chelista con una voz muy acorde con la de Pablo Milanés. No siempre tomó la guitarra pues sus acompañantes musicales le bastaban a su torrente de voz.
Disfrutamos de sus canciones más conocidas como algunas que no podían faltar con arreglos curiosos como ‘’Yolanda’’, ‘’Comienzo y final de una verde mañana’’, ‘’De qué callada manera’’ que recordó que era un poema de Nicolás Guillén, ‘’Felicidad’’ y también recordó que se inspiró en una película de Agnes Vardá del mismo título (a propósito, aconsejo la última peli estrenada de esta magnífica realizadora francesa ya octogenaria titulada ‘’Caras Lugares’’, y toda su filmografía), ‘’Mírame bien’’ de su gran disco de principios de los ochenta ‘’Acto de fé’’, varias de otro gran disco del 2000 como fue ‘’Días de gloria’’ con ‘’’En saco roto’’, ‘’Nostalgia’’ y la misma ‘Días de gloria’’o ‘’Si ella me faltara alguna vez’’. Y por supuesto ‘’Años’’ del disco ‘No me pidas’ del 77, que además de ser el imprescindible todos los conciertos cada vez cobra un mayor sentido para él y para el público.
Y hasta tocó, según dijo, su última canción compuesta, que era una especie de despedida de La Habana con mucho ritmo y nostalgia. Y otras excelentes siempre en ese ámbito intimista por lo que omitió incluso su conocido «Yo pisaré las calles nuevamente» y otras en ese estilo menos personales que siempre canta. Pero no faltaron sin embargo los temas con mucho son cubano y demás ritmos tan ricos de la isla aunque siempre sin abandonar la línea personal y melancólica del resto del concierto. Y, cómo no, sus temas tan eróticamente poéticos.
De las anteriores veces que lo vi, que han sido muchas porque ha tocado bastante por toda la isla, siempre en formatos musicales diferentes y hasta con el gran pianista Chucho Valdés hace unos años, ninguno fue tan melodioso y personal, aunque su música siendo más lírica que épica tiene mucho de eso. Ni siquiera fue tanto así en un concierto gratuito en Bajamar donde el hombre andaba fastidiado y hablaban ‘del último concierto’ y por suerte se recuperó.
Lo vi la primera vez en el ya desaparecido Parque San Francisco del Puerto de la Cruz, único auditorio de la ciudad cerrado hoy del que esperamos su reapertura tan necesaria. También en la Plaza de Toros con Taburiente donde curiosamente tocó antes del grupo palmero siendo ‘la estrella’. Otro interesante espacio cultural como fue la Plaza de Toros, por desgracia cerrada hoy donde tocaron celebridades de todo tipo de muy alto nivel.
Pablo Milanés sigue siendo uno de las grandes referentes de la llamada música de autor en su total y verdadero sentido del pasado siglo y éste y de grandísima calidad. Un gran profesional y artista lleno de profundidad y sensibilidad que te puede hacer estremecer con gran facilidad, y como se suele decir ‘toca por dentro’. Una de sus canciones más conocida por quienes lo conocemos es ‘’La vida no vale nada’’, pero con cantantes como él sin duda no del todo.
Muy lamentablemente no estuvo tan lleno como reclamaba su genialidad y originalidad inigualable, epíteto éste que no exagera lo más mínimo. Pero siempre tendrá la cabeza bien alta por hacerse valer por su gran calidad musical a lo largo de tantos años, y no por modas melifluas pasajeras. Como otros que han pasado por ese mismo escenario como Jethro Tull, Eric Burdon, Kansas, Fanfare Ciocarlia, Jimmy Cobb y tantos otros que en sus respectivos estilos han sabido dignificar el hermoso oficio de la música y ya son eternos. Agradecemos que lo hayan traído y esperamos que se repitan sus conciertos muchas otras veces.
Malos Tiempos para la Lírica (1939) de Bertolt Brecht
Yo sé bien que sólo al dichoso
Se quiere. Su voz
Se escucha y complace. Su rostro resulta bello.
El árbol marchito del patio
Habla de la tierra enferma, pero
Los paseantes lo tachan de mustio
Y con razón.
Las barcas verdes y alegres velas del Sund
No las veo. Entre todas las cosas
Veo sólo la enorme red del pescador.
¿Por qué hablo únicamente de
La campesina cuarentona que se consume?
Los pechos de las muchachas
Son cálidos como antaño.
En mi canto una rima
Sabría casi a soberbia.
En mí disputan
El entusiasmo por el manzano en flor
Y el horror por el discurso del pintor de brocha gorda *
Mas sólo lo segundo
Me empuja a escribir.
*Se refiere a Adolf Hitler
Foto: © Auditorio de Tenerife | Miguel Barreto Texto: Ananías Cohen.