Hoy abrimos nuestra ventana de entrevistas a Cristo Gil. Doctora en Historia del Arte por la Universidad de La Laguna y experta en la cultura gótica urbana, ha disertado últimamente sobre la película en castellano de Drácula de la Universal (George Melford, 1931). Grabada por las noches de manera paralela a la clásica de Tod Browning en el castellano materno de cada uno de los actores. De esta forma, se mezclaban dentro del corte de voz el español cordobés, mexicano o argentino. Protagonizada por Carlos Villarías y Lupita Tovar, esta versión de Drácula contó con importantes novedades técnicas que son interesantes de reseñar y en las que entra de lleno Cristo en el transcurso de esta charla.
Por su parte, hay que recordar que el ciclo sobre vampiros sigue su curso y está organizado por Filmoteca Canaria en colaboración con Fimucité ¡No se lo pierdan!
– Cristo Gil, ¿Cómo llegó al cine? ¿La cinefilia se hace o nace?
La cinefilia es una afición y, como tal, se adquiere con el tiempo, por afinidad de gustos. En cuanto a cómo llegué yo al cine, y en concreto al cine de terror y bizarro, fue desde muy pequeñita. Mis primos y yo éramos pandilla, y aprovechando que una de mis tías tenía el único videoclub del pueblo, todos los sábados por la tarde nos tocaba sesión de terror. Luego, a eso se sumaron los años con los estudios. En Historia del Arte entras en contacto con el estudio del cine y su análisis. Lo cual te permite disfrutar de niveles del cine que desconocías.
– Últimamente ha disertado sobre la película Drácula de George Melford del año 31, en Filmoteca, tanto en Las Palmas de Gran Canaria y Tenerife ¿Es para usted una película especial?
– Cristo Gil: En muchos sentidos, a medida que la preparaba, me di cuenta de las virtudes técnicas y de que, aunque hoy en día nos parezca cómica por la mezcla de acentos, en su día fue todo un éxito y un acierto por parte de la productora extender esta historia de Drácula al ámbito hispanohablante. La belleza de las escenas, los movimientos de cámara, los recursos tanto visuales como en el propio diálogo para enriquecer la figura de Drácula… Este tipo de película hay que verla con la perspectiva histórica, buscarle fallos es una cuestión relativa, ya que en los primeros años del cine sonoro el desarrollo técnico del sonido estaba por hacerse.
– Tenemos entendido que se grabó simultáneamente con respecto al clásico de Tod Browning del mismo año ¿Le resulta emocionante como trabajó la productora?
– Cristo Gil: No sé si la palabra emocionante es la correcta. Si yo hubiese vivido esa época y hubiese estado involucrada, me hubiera parecido un desatino (risas). Era un periodo de crisis en el que los actores de las versiones cobraban mucho menos que los de la versión principal. Si a eso le sumas rodar de noche y con un director que no entiende tu idioma, pues debió de ser una tortura o una locura divertida sin fin, según como se quiera enfocar.
Emocionante no, más bien necesidad.
– Comentó en la charla que salvó de la quiebra a la todapoderosa Universal…
– Cristo Gil: No exactamente. Lo que dije fue que Drácula ayudó a la Universal (no olvidemos que era una pequeña productora) a mejorar las condiciones económicas hasta el punto de que estas películas, tanto la de Tod Browning, como su versión hispanohablante, la de George Melford, les fue generando ingresos incluso habiendo pasado tiempo desde su estreno. De hecho, se resalta el gran éxito que tuvieron y la interesante recaudación que derivó de todo esto. Fue Carl Laemmele Jr, quien apostó por este Drácula que estaba teniendo tanto éxito en el teatro.
La productora ya era una institución del terror y lo fantástico, habiendo sacado a la luz títulos como El jorobado de nuestra señora de París (1923) o El fantasma de la ópera (1925), entre otros. Pero hubo que esperar a Drácula para que se diera el éxito arrollador y comenzara la saga de monstruos de La Universal, además de generarse el star system del terror que lideró la Universal durante la década de los treinta y los cuarenta hasta que otras le tomaran el relevo. La productora siguió explotando a todos los monstruos que tuvieron éxito protegiendo sus arcas.
– La grabación del track original fue realizada en el castellano de cada uno de los actores intervinientes ¿Fue anterior al fenómeno doblaje? ¿Tiene sentido que se le llame “doblaje de babel”? ¿Tiene un nombre determinado esta manera de grabar?
– Cristo Gil: Precisamente porque fue anterior al desarrollo de las técnicas de doblaje, ya que estamos ante el reciente cine sonoro, no se tenía en cuenta que hubiera acentos tan diferenciados en una misma película: español cordobés, mexicano, argentino. Por eso la definí con la expresión «una torre de babel de los acentos», desde el punto de vista de nuestra perspectiva.
– Tenemos entendido que se le quedó en el tintero alguna clave de la película en la charla ¿Quiere añadirla en nuestra entrevista?
– Cristo Gil: Sí, con respecto a su banda sonora, hay que destacar el desarrollo o aparición de su incipiente música extradiegética. No sé si la primera película, pero sí de las primeras que utiliza la música extradiegética. En este caso, para anunciar la aparición de Drácula y su naturaleza. Esto es interesante porque, mientras en el Drácula de Tod Browning se nos fuerza a soportar la incomprensible mirada de Drácula en absoluto silencio, un silencio irreal que lo hace más terrorífico e impactante si cabe, en el caso del Drácula de George Melford, hay un incipiente empleo de la música extradiegética y, como leitmotiv, la Sinfonía nº8 en Si menor, Deutsch 751 de Franz Schubert. Su primer movimiento no se puede considerar estrictamente tétrico o siniestro, pero presenta cualidades formales que se prestan a simbolizar de forma sonora lo esquivo e inaprensible, como lo es la naturaleza de nuestro Drácula.
– ¿Qué desafíos técnicos introdujo el film de Melford? Hay algunos movimientos de cámara que son -dada la fecha de producción- impresionantes…
– Cristo Gil: Pues se da la circunstancia de que a Tod Browning -pese a gozar de mayor presupuesto- le limitaron mucho el tiempo de rodaje y le eliminaron muchas escenas, cuestión ésta que Tod Browning no llevó nada bien, hasta el punto de confirmar que la versión hispana era mejor. Aunque la hispana gozaba de un presupuesto verdaderamente limitado, tenía libertad en cuanto al desarrollo de las escenas. De hecho, este filme es media hora más largo que el de Tod Browning. Esta película es diferente en varios aspectos, pero en cuanto el técnico hay que decir que varió la planificación de muchas escenas; los movimientos de cámara, cómo bien comentas; cuestiones en torno a la banda sonora, cómo ya comentaba en la pregunta anterior. A eso hay que sumarle planteamientos enriquecedores en el diálogo, así como el vestuario y la actitud de las actrices, cuya sensualidad y erotismo hace más creíble la historia.
– Venga, sea clara, ¿Prefiere la película de Melford o de Browning?
– Cristo Gil: Para mí siempre Tod Browning y Bela Lugosi, pero reconozco que esta película de George Melford es digna de tener en cuenta.
– ¿Cuál es su vampiro favorito? Nos referimos al actor, claro.
– Cristo Gil: Si te refieres entre el Drácula de Tod Browning y el de Goerge Melford, es decir, entre Bela Lugosi y Carlos Villarías, me quedo con Bela Lugosi, pero reconozco que Carlos Villarías merece su propio estudio.
Nos gustó el protagonismo tanto de Carlos Villarías como de Lupita Tovar ¿Quiere contarnos algo de los entresijos de la actuación de ambos?
– Cristo Gil: Comenté en la charla-presentación que me pareció digno de nombrar la implicación profesional de Lupita y su capacidad de trabajo pese a las condiciones de aquel entonces, de llegar mucho antes que el resto del equipo de rodaje para hacerse con el lugar y meterse en el papel. Y esto, teniendo en cuenta el intempestivo horario. Me parece interesante también la especial implicación tangencial que tuvo el propio Friedrich Wilhelm Murnau en este filme debido a la estrecha relación con el productor Paul Kohner.
En cuanto a Carlos Villarías, su esfuerzo en adoptar el modelo de interpretación de Bela Lugosi, tan característico de por sí, resultó un poco desatinado, pero no deja de ser digno de tener en cuenta. De hecho, su personaje fue un precedente para futuras obras que parodiaban la figura de Drácula, y para esto nuestro Villarías fue todo un referente.
– Olvidemos por un momento ambas películas de 1931, ¿Qué otra película de vampiros recomendaría?
– Cristo Gil: ¡Uy! Pues muchas, pero así de pronto, de las míticas el Drácula dirigido por Terence Fisher para la Hammer en 1958 y, por supuesto, Nosferatu, una sinfonía del espanto (1922), del gran Friedrich Wilhelm Murnau. Amo a este vampiro vanguardista. También de esas fechas, adoro a Vampyr, de Carl Theodor Dreyer, si me permites incluir a vampiras en el saco de vampiros. Hay muchos títulos en mi formación y en mis antecedentes personales. El ansia, de Tony Scott; Sólo los amantes sobreviven, de Jim Jarmusch; Martin, de George A. Romero y, si se me permite de nuevo vampiras, Una chica vuelve sola casa de noche, maravilloso filme de Ana Lily Amirpour, estrenado en 2014 y que me parece una interesantísima nueva lectura de un mito tan antiguo, amplio y adaptable a todas las culturas que cualquier amante actual del cine de vampiros debe visualizar.
Si te sigo proponiendo títulos no acabo. Nosferatu, el vampiro de la noche, de Werner Herzog, es un título ineludible que además se proyectará en el ciclo este jueves 26.
– ¿Es usted fan de los “Drácula” de la Hammer?
– Cristo Gil: Fan absoluta. Sobre todo, por su gran carga erótica, cuestión ésta que forma parte de mi otra gran debilidad y objeto de estudio de mi tesis.
– Como aficionada de este tipo de películas ¿Ha perdido la esperanza de que haya una película sobre Drácula que se base real y fidedignamente en el libro de Stoker?
– Cristo Gil: ¡Real y fidedignamente! ¡Qué fuerte me suena! No creo en los calcos de la novela al cine y gracias a que es así. No pertenezco a la cofradía de los que piensan que debe haber algo totalmente fiel. Sí creo en algo que se acerque bastante. Francis Ford Coppola se acercó y nos dio una visión bastante digna de la novela de Stoker, por supuesto con variantes y matices aportados por el director. Hacerla tal cual hubiese sido imposible por muchos motivos, como la estructura epistolar de la novela o numerosos matices y cuestiones que si se hubiesen llevado al cine la convertirían en una película infernal de «mil horas».
No olvidemos que el cine es el arte del tiempo y que debemos ajustarnos a los formatos de cada expresión artística. Tampoco olvidemos que hay vida más allá de Bram Stoker. Está , por ejemplo, El vampiro de Polidori, la literatura fantástica de comienzos del siglo XX y del actual… El mito del vampiro, la palabra lo dice, se adapta a los tiempos, culturas y maneras de verlo. No existe uno único e inquebrantable.
– Añada algo más que se le quede en el tintero… ¿Quizás un saludo a los lectores de cancionaquemarropa.es?
– Cristo Gil: Eso que nunca se olvide. Un enorme abrazo «con capa» a todos los lectores de cancionaquemarropa.es Espero que les haya gustado y que se animen a disfrutar de este ciclo en pantalla grande. Nos vemos todos los jueves, a las 19:00 horas, en La Granja Espacio de Creación, de Santa Cruz de Tenerife. Un ciclo realizado por Filmoteca Canaria en colaboración con Fimucité. Prometemos algo más que «sangre».
Foto: Jorge Díaz Puhl.