
Una de las sagas más importantes de acción galáctica ha llegado a su final –o eso dicen- en este diciembre de 2019, Star Wars o La Guerra de las Galaxias, como se ha llamado de manera coloquial de siempre en España. En esta ocasión tiene el subtítulo de El Ascenso de Skywalker y corresponde al IX episodio de las entregas. La decepción ante tan particular plato de cine ha sido tremenda, comparable al cierre en falso de la última película de Rambo o de Terminator, situándose, por desgracia, en lo peorcito del año.
¿Cuáles son las razones de tal sin sentido? Profundo puede ser el debate y probablemente tenga que ver con el exceso de “manos” que han intervenido en el guion y en la realización de la película. En manos de J.J. Abrams hubo una buena cantidad de medios económicos pero ha de ser que Abrams –y no es la primera vez que le sucede- no ha invertido convenientemente en un guion que sirva. De esta manera, esta novena puesta en pantalla nos cuenta una historia hipermanida, llena de refritos y sin ningún tipo de magnetismo.
Hay dos opciones, como le he dicho públicamente en redes sociales a ciertos amigos: o asumimos que hay una serie de incompetencias en el guion y se disfruta de la acción sin ambages, que hay que reconocer que está bien grabado, o nos ponemos muy pijoteros y es un película que no hay por donde cogerla. Pero es que no hay manera de que las cosas tengan mucho sentido. Los McGuffin están por doquier. Las supuestas sorpresas están a flor de piel desde que aparecen. Para colmo, hay una serie de personajes que no tienen amplitud ninguna, ni se les explica ni se les requiere para misiones amplias sino concretas. Hay mucho atropellamiento desde el comienzo de la película. Muchas cosas suceden porque sí. Encima y para más inri, hay personajes que mueren y resucitan sin casi explicación. Los alivios cómicos apenas funcionan. No hay progreso en los personajes. Creo que no hace falta seguir con más ejemplos.
Los droides, nuevos o antiguos, van y vienen y tampoco tienen un rol en la película importante como si pasaban en algunas de las anteriores películas, especialmente de los episodios IV, V y VI.
Desde el punto de vista técnico, los actores cumplen perfectamente su cometido, los planos están perfectamente bien grabados y quizás la banda sonora de John Williams, como es tristemente habitual, está demasiado omnipresente. La dirección es bastante competente y correcta pero tampoco es que sea valiente ni atrevida, marca de la casa de la franquicia, por otra parte. Tanto Adam Driver como Daisy Ridley tienen buena química pero no es suficiente como para alzar por ellos mismos la película. John Boyega y Oscar Isaac aportan su fuerza y su talento pero no llegan a alzar la factura del filme. También hay buenos secundarios de lujo, ahí está Lupita Nyong’o o Rose Tico, claramente desaprovechadas.
Además, el film cae en bastantes tributos a ciertos personajes clásicos que paran el ritmo de la película de manera alarmante. Los papeles y cameos de Han Solo y Luke Skywalker no añaden absolutamente nada y parecen un pegote al guion. Entre las improvisaciones y las incoherencias, la película está condenada al desastre más absoluto.
En el balance positivo que tiene la película está que es trepidante y que apuesta por la acción bien grabada, pero son pocas condecoraciones para lo que solicitamos en un corte de estas características.
Al margen de todas estas consideraciones ¿Nadie se dio cuenta de que el título contiene un importante espoiler que desbarata la emoción del final? Esta es una película peor que el episodio 8 y 7, con la lástima que ello conlleva. Evidentemente, no roza lo logrado con el que ahora se llama episodio IV y mucho menos el V, El Imperio Contrataca.
Y como remate, ¿Cierra la película todos los interrogantes de la saga? Ni de lejos. Sólo nos dice que pasa con algunos de los co-protagonistas fundamentales. Nada más.
Lo más importante de una película es el guion, después el guion y casi por último: el guion. Después de la historia que cuenta, viene todo lo demás. ¿Veremos más películas de Star Wars después de un merecido descanso? ¡Pues claro! La máquina de hacer dinero nunca para.
Foto: Promocional