Se ha hecho esperar pero ya le hincamos el diente a Parásitos, la última gran ganadora de los Premios Oscars que reparte la Academia. La cinta de Bong Joon-ho se alzó con varios premios y no sólo en la noche de oro de Los Ángeles. Hay que recordar que los laureles también fueron una realidad como por ejemplo con la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes. En los Oscars se llevó la relativa a Mejor Película, Mejor Director, Mejor Película Extranjera y también a Mejor Guion Original y se quedó nominada a Mejor Diseño de Producción y Mejor Montaje.
Con tales avisos veíamos esta película y teníamos unas importantes ganas de ver una gran película. Y dicho y hecho. La verdad es que con respecto a los premios hemos estado viviendo una temporada en que ha habido una gran cantidad de grandes películas y Parásitos (Gisaengchung) no es una excepción. La trama que urde este inteligente guion, no exento de alguna que otra trampa, es verdaderamente de órdago.
Una familia pobre, casi de solemnidad, lucha por la superviviencia con una economía más que sumergida en el desastre y en las deudas. Por no poder, no podían ni mantener una conexión wifi en condiciones. Visto lo visto, empiezan a “parasitar” o a “vivir” de una familia de millonarios. El desenlace es imaginativo y con unas dosis de violencia muy del cine surcoreano pero para nada superfluo. La excusa de la “familia” es el carril en donde se sube la película para conocer más de cerca las diferencias entre diferentes clases sociales.
La historia es sagaz e inteligente y ese es su fuerte. Pero tampoco se queda atrás con respecto a algunos puntos de vista técnicos. La grabación se puede tildar de estupenda. Tanto los actores como la producción es de verdadero lujo. Los diez miembros del reparto son de verdadero lujo y perfectamente aplaudibles. Por otra parte, el diseño de producción es también indicada. ¿Y qué decir de la fotografía? Pues que es excelente de igual manera. Nos encanta como juega con ciertos colores y con la gama fría o calurosa para representar cada punto de las clases sociales. Por otra parte, también del grado de inclinación de la cámara para dejar notar la altivez de ciertos personajes y otros que no.
La música también se encarga de inyectar una inquietud interesante a este thriller que tiene aporta un gran grado de tensión.
Encima, la película añade un factor que apreciamos especialmente, se celebran todos los acontecimientos en espacios cerrados o casi cerrados. Sin la necesidad de la utilización de grandes planos generales.
Pero y es la gran pregunta: ¿Era para tanto? ¿Se merece tanto premio en los Oscars?
Para el que suscribe esta crítica ciertamente la Academia se ha encontrado con una verdadera papa caliente. Muchas películas y de mucha calidad en el pasado año 2019. Parásitos gana a varias de las más importantes películas de su propio tiempo: en guion.
Sin embargo, nosotros hemos llegado a un nivel de satisfacción en esta pasada edición de la Academia más que absoluta. De toda la ingente cantidad de películas que optaban por la ansiada estatuilla, como diría el clásico, cualquiera de las siguientes podría habérsela llevado:
Érase una vez en Hollywood.
1917
El Irlandés
Joker
Historias de un Matrimonio.
Incluso, podría habérsela llevado -en un segundo plano- Ford vs. Ferrari. Sin embargo se la lleva esta película surcoreana y a mi juicio la Academia acierta. Los Óscars quieren dar ciertas pistas al respecto. En primer lugar porque gana una película no americana, porque premia un buen guion –aunque tenga algún fallo como por ejemplo cuando se esconden debajo de una mesa tres personas-, porque esta película puede dar clases de imagen y porque es un producto perfectamente elaborado. Se puede añadir que la Academia se mojó. No se contentó –como en otras ediciones- a todo el mundo, repartiendo diferentes premios a diestro y siniestro para tener feliz a la gente envuelta en su carrusel de premios.
En conclusión, disfruten Parásitos. Háganlo sin que casi oigan o vean un tráiler y en una sala de cine. Merece la pena.
Foto: Promocional.