
Realismo (Free Code Records, 2020) es el nuevo disco del pianista gallego Xan Campos. En él nuestro protagonista incluye un conjunto de canciones nuevas que aportan un importante aire fresco en el estilo y reflexiona musicalmente sobre el concepto de lo que es o de lo que no es real. En el concurso de la charla también tenemos tiempo de hablar del estado actual de cosas, después de esta crisis social y sanitaria que estamos viviendo relacionada con el virus covid-19.
Desde el punto de vista musical, nos encontramos con un trío absolutamente brillante, con muchos años de conocimiento entre sí y con un excelente nivel de concepto y de composición. Háganse con una copia digital o física de este Realismo, que tan necesario es en los momentos que vivimos.
– ¿Cómo comenzó en el mundo de la música? ¿Recuerda sus inicios como pianista? ¿Fue el piano su primer instrumento?
– Xan Campos: Mi abuelo es batería y compositor. De joven, desde los años 50, tocó en una de las orquestas más importantes de la época en Galicia, los “Chicos del Jazz”. Él fue quien me empezó a enseñar solfeo cuando tenía 6 años y me dio mis primeras lecciones de piano. Cuando empecé en el conservatorio, me apuntaron a piano porque él consideraba que era el instrumento más completo y versátil.
Después, con 13 años y por insistencia de mis padres, tuve mi primer contacto con el jazz a través del Seminario Permanente de Jazz de Pontevedra y a partir de ahí todo vino de forma muy natural.
La verdad es que yo no tomé conscientemente la decisión de escoger el piano como instrumento ni la de iniciarme en el jazz, pero sin duda me dio muchas cosas buenas y estoy muy agradecido a mi familia por abrirme ese camino. Por supuesto, también lo estoy a los maestros y maestras que me hicieron amar la música en las distintas etapas de mi formación.
– Su último disco se llama Realismo, ¿A qué se debe el título de este disco? ¿Supone un jarro de agua fría con respecto a la alegría que nos alumbraba antes de estos momentos de zozobra?
– Xan Campos: El disco es un homenaje al concepto de realidad, enfocado desde varias perspectivas. Por un lado es una reivindicación de la vida real contra el mundo virtual en el que vivimos. Es un llamamiento a abandonar en cierta medida el mundo de las pantallas y los estímulos continuos, que es muy adictivo pero que nos anestesia y nos roba nuestros sentimientos y emociones más intensos, y volver a interactuar con el mundo más físico y palpable, con las personas, con la tierra. Ese es uno de los motivos por los que el disco también fue editado en vinilo. Y ese contacto con el mundo real también fomenta nuestra imaginación y nuestra creatividad.
Por otro lado, es un cuestionamiento sobre qué es la realidad. ¿Qué es más real, una vivencia presente, un recuerdo, una fantasía que nunca ha ocurrido? Todo es igual de real y valioso para quien lo concibe y todo se puede entremezclar y relativizar. En el disco suceden ese tipo de juegos de ilusionismo. Hay momentos que crees estar escuchando un sintetizador pero en realidad es un piano grabado al revés, con un delay, un micrófono en concreto que realza ciertas frecuencias… en el disco sólo hay instrumentos acústicos, pero la realidad es muy flexible.
Por último, el título también refleja una llegada a la madurez, cuando todos los sueños e ilusiones de la infancia se pueden ver con perspectiva, y cómo la vida te ha sorprendido gratamente en algunos aspectos y te ha decepcionado en otros. Y cómo encontrar el equilibrio en todo ello para ser feliz.
– Abrir este disco supone encontrarse con unos dibujos muy cuidados, tanto la portada como éstos parecen ser virus o una suerte de organismos unicelulares ¿Influyó la pandemia del covid en este diseño?
– Xan Campos: Fue una enorme casualidad. El diseño estaba decidido desde más de 6 meses antes de que empezásemos a tener noticias del coronavirus. Cuando tuvimos la idea de utilizar fotografías microscópicas para el diseño, era un concepto original y sorprendente. Después, a raíz de la pandemia, pasó a verse ese tipo de imágenes todos los días en los telediarios, así que perdió un poco de originalidad, pero pasó a estar muy de actualidad. No sé decirte si la coincidencia nos benefició o nos perjudicó.
En realidad, todas las imágenes del disco son granos de polen, no virus. La idea está relacionada con el concepto del disco y el título: es una realidad que está todos los días ahí pero vista desde una perspectiva que nos hace pensar en otros elementos. A mí los granos de polen de la foto interior del diseño, por ejemplo, me recuerdan a un globo y un zepelín sobrevolando un bosque.
– ¿Se puede decir que es un disco pesimista o melancólico?
– Xan Campos: Yo no diría pesimista, pero sí puede ser que tenga un cierto aura de melancolía y misterio. Al fin y al cabo habla de la vida, de la realidad y la fantasía.
De todas formas creo que hay muchas emociones diferentes presentes a lo largo del disco, con momentos optimistas e incluso partes bailables.
– A propósito ¿Cómo le ha tratado la pandemia? ¿Cómo vive los momentos de confinamiento provocado por el virus?
– Xan Campos: La verdad es que en general lo estoy llevando bien. Lo peor fue hace unos días: nos dejó mi abuela, que ya llevaba un tiempo pachuchita, y me da mucha rabia no haber podido estar con ella estas últimas semanas. Lo más doloroso fue no poder abrazar a mi familia en un momento así.
Por lo demás muy bien, tengo el privilegio de haber pasado todo el confinamiento acompañado y en una casa con una pequeña finca para poder caminar un poco, tomar el aire, trabajar en la huerta, identificar pájaros ¡Las cosas importantes de la vida!
A nivel económico va a ser un golpe muy duro, que va a durar muchos meses, y por supuesto que ya tengo muchas ganas de poder volver a hacer conciertos pero, viendo la parte positiva, este parón en el ritmo de vida me está dando mucha salud mental. Realmente me está viniendo muy bien para desconectar del ajetreo, del estrés, del no parar de un lado para otro. Me está dando mucha paz.
– En este disco le acompaña Horacio García al contrabajo y Iago Fernández a la batería ¿Cómo los conoció?
– Xan Campos: A Iago lo conozco de toda la vida. Nuestros padres ya eran amigos de jóvenes. Empezamos a tocar juntos de adolescentes y me siento muy afortunado de haberlo tenido a mi lado todos estos años, como amigo y como músico. A Horacio lo conocimos en Musikene, en Donostia, en 2005, donde estudiamos juntos. También él es una persona muy importante para mí y a la que admiro mucho. Todo este tiempo llevamos tocando juntos, desde que empezamos abriendo las jams del Altxerri hace 15 años montando un repertorio diferente cada semana, hasta ahora que tenemos una banda más que consolidada, con 3 discos y cientos de conciertos juntos. ¡Y ojalá que sean muchos más!
Además, en este disco contamos con la participación del productor y rapero Hevi, que no sólo es el técnico de grabación y mezcla, sino también parte activa del proceso de construcción de la sonoridad del disco. Su visión de la música nos llevó a universos completamente nuevos para nosotros.
– ¿Ve muy lejos la posibilidad de presentar en vivo este trabajo?
– Xan Campos: No lo tengo del todo claro, pero creo que lo vamos a poder presentar pronto. Están surgiendo muchas iniciativas para poder hacer conciertos respetando las medidas de seguridad y parece que algunas de ellas pueden funcionar bien. Espero que podamos anunciar algunas fechas pronto, aunque sea en condiciones un poco excepcionales. De todas formas, sí creo que tardaremos bastante en retomar la actividad normal. Muchos de los conciertos que nos vimos obligados a cancelar va a ser complicado que los podamos reprogramar por ahora, y algunos nos hacían mucha ilusión. Todavía confiamos en poder hacerlos en el futuro.
– Ha destacado la ayuda de gente como María Vence, Virxilio Da Silva, Pachu Doblas, Yoel Molina, Wilfried Wilde, Miguel Matamoro, Anton Campos y Master do Son, ¿Quiénes son? ¿Qué hizo cada uno?
– Xan Campos: Todos ellos son amigos que nos ayudaron de formas muy diversas en el proceso de crear el disco, desde dejarnos material para la grabación hasta aconsejarnos sobre decisiones musicales y estéticas.
En el caso de María, como en mis anteriores discos, ella fue la encargada de la logística durante los días de grabación y es quien me asesora en temas de comunicación.
– Con respecto a su día a día como músico, habiendo sido finalizadas las actuaciones en directo por motivos obvios, ¿Cómo se puede salir del agujero? ¿Cómo hace uno para seguir trabajando desde casa?
– Xan Campos: Pues sobre todo estoy aprovechando para hacer “trabajo de oficina”, intentar promocionar un poco el disco dentro de lo posible por las circunstancias y ponerme al día con pequeñas cosas que tenía pendientes.
La verdad es que no he hecho conciertos por streaming ni me he grabado vídeos tocando. No me siento muy cómodo generando ese tipo de contenidos y además no tengo muchos medios para grabarme en condiciones.
Lo que sí estoy haciendo es estudiar con algo más de regularidad y constancia de lo que podría hacer en circunstancias normales.
– ¿Cree que un periodo como el que estamos viviendo puede ser propenso para la composición musical?
– Xan Campos: Sí, puede serlo. La verdad es que durante estas semanas, sin buscarlo, he compuesto varios temas que han surgido de manera natural al pasar más tiempo sentado al piano y con más calma para experimentar y probar cosas.
De todas formas, no creo que el objetivo durante el confinamiento tenga que ser ser productivos, sino que precisamente es una oportunidad para romper con esa mentalidad de consumo atroz, donde es más importante la cantidad de contenidos que generes que la calidad de los mismos. Puede ser un momento para inspirarse, para desarrollar algo más profundo y valioso, para reflexionar, relativizar la importancia de las cosas…
– El disco ha sido publicado a través de Free Code Jazz Records ¿Qué supone para usted estar en una escudería musical como esa?
– Xan Campos: Free Code, más que una discográfica al uso, es una especie de colectivo de músicos y músicas que publican con el mismo sello sus trabajos autoproducidos. Es una forma de reunir bajo un mismo techo diferentes proyectos que tengan relación con el jazz gallego, pero manteniendo total control sobre tus publicaciones, cosa que seguramente no tengas con una discográfica normal.
Por supuesto, es una alegría y un orgullo formar parte de esa comunidad.
– Hace pocas fechas hemos publicado la reacción de ciertos clubes y locales de jazz en colectividad con respecto a las restricciones y puede ser que muchos de ellos no sobrevivan a la especie de holocausto que estamos viviendo. Viéndolo en positivo ¿Qué solución puede usted aportar?
– Xan Campos: La verdad es que no me siento capacitado para aportar soluciones. Lo que sí tengo claro es que se deben tomar medidas de carácter social y se debe priorizar el bienestar de las personas y, entre otras cosas, la supervivencia de actividades culturales por encima de los privilegios económicos de las grandes empresas. Pero el sistema capitalista es opuesto a la igualdad social y nefasto para la cultura, así que está la cosa complicada. Esperemos de todas formas que los clubes puedan salir adelante, son el espacio más auténtico y especial tanto para tocar como para asistir a conciertos, y algunos llevan luchando muchos años contra todas las dificultades para apoyar la música en directo.
– Hay una canción que se llama 1991 ¿Por qué ese año?
– Xan Campos: De 1991, cuando tenía 3 años, es el recuerdo más antiguo que tengo de mi vida. Es una memoria de la primera vez que fui consciente de sentir felicidad. Es una realidad a la que puedo viajar en cualquier momento y que es tan real como las vivencias presentes, porque al fin y al cabo toda realidad es la forma en la que nosotros subjetivamente percibimos y sentimos.
Foto: Miguel Estima.