Hoy nos advierten desde las redes sociales que se cumple el 77 aniversario del nacimiento del cantautor madrileño Javier Krahe y “el día 2088 de su partida”. La oportunidad es interesante para repasar algunos de los aspectos de su música y de su discografía. Desde que Krahe empezase en su carrera en el año 80, mucho ha llovido y mucha diferencia ha habido en el ambiente musical no sólo español sino mundial.
No podemos olvidarnos de su trayectoria con la Mandrágora, disco editado en el año 81 en el que participaron Joaquín Sabina y Alberto Pérez. Desde ese momento ya se atisbaba la genialidad de un artista de la música y de la canción. Después vendrían Aparejo de Fortuna, Corral de cuernos y un largo etcétera. Para este servidor y para Canción a quemarropa hubo una serie de discos intensos y de calado como Dolor de Garganta (1999), Cábalas y cicatrices (2002) o incluso Cinturón negro de karaoke (2006).
En todos ellos había un mínimo denominador común, un trabajo intenso que aunaba una letra audaz y fina ironía y ni mucho menos eran piezas carentes de calidad musical. Krahe era una persona de escritura reconocible fácilmente y además algunas de sus ideas eran vedaderamente geniales. Recordamos su banda, casi inamovible con escuderos de honor como Javier López de Guereña y Andreas Prittwitz, entre otros.
Hay que recordar que el maestro Krahe falleció en Zahara de los Atunes (Cádiz) el pasado 12 de julio de 2015. No es momento en este artículo de referirnos a ciertos detalles polémicos como cierto video de índole religioso que los tribunales encontraron inocuo desde el punto de vista legal.
Javier Krahe, en la Odisea
Nosotros hoy queríamos rendirle homenaje al maestro con una de nuestras canciones favoritas “Como Ulises”:
No sé cual es más bella,
Si la mar, la vela o la estrella,
Y las tengo al navegar,
Las tengo al navegar,
Las tengo al navegar,
La estrella, la vela y la mar.
Yo, como Ulises, he sido
De Penélope el marido,
Y me alejé de esa joya
Por unirme a Agamenón,
Que iba a la guerra de Troya,
Me pedía el cuerpo acción.
Y tuve acción, tuve guerra,
Ríos de sangre por tierra,
Y, entre hecatombes y vino,
Aquiles, casi divino.
Y el mejor de mis engaños:
Un caballo de madera.
Y Aquiles que desepera
Y muere. Fueron diez años.
Y me volví para casa,
Pues de Ítaca el rumbo,
Y ya sabéis lo que pasa,
Dando un tumbo y otro tumbo.
Y, ¿qué queréis que uno haga
Si al primer tumbo me tumbo
En el lecho de una maga?
Baste deciros que tanto
De Calipso fue el encanto
Que me acosté en aquel lecho
Un par de años, quizá tres,
Y siempre esta desecho.
Pero el tiempo es como es.
Y rompe el encanto un día.
Y sigues tu travesía,
Resistes a duras penas
Cánticos de las sirenas,
Donde Aquiles y tu madre,
Aunque Cerbero les ladre,
Tienen frío y es eterno.
Y otra vez de vuelta a casa,
Otra vez de Ítaca al rumbo,
Y ya sabéis lo que pasa:
Doy un tumbo y otro tumbo
Y, otra vez mi suerte aciaga,
Y, esta vez casi sucumbo
En el lecho de otra maga.
Circe de turbio recuerdo
Me quería para cerdo.
Lo fueron mis camaradas,
A mí me salvó algún dios.
Y le afeé sus cerdadas:
Que te zurzan, Circe, adiós.
Y, al mar, me dicta mi instinto,
Al mar, que es un laberinto.
Y sopla un viento contrario
Y doy con un sanguinario
Cíclope vil, Polifemo.
Aunque me tuvo a su antojo
Era un borracho y un memo.
Le clavé un palo en el ojo.
Nadie, gritaba, me ciega,
Nadie, gritaba acusica.
Con Poseidón no se juega
Y naufrago hacia Nausicaa,
Linda princesa feacia,
A quién traté en plan colega
Con extrema diplomacia.
Y me alojé en el palacio
De su padre, el rey feacio,
Y me contaron mi historia
Sin saber que yo era yo,
Y en un momento de euforia
Mi gloria me descubrió:
Señores, sí, soy Ulises,
Vuelvo de muchos países,
Debo seguir navegando,
Ítaca me está esperando.
Me ofrecieron un navío
Y remeros, los mejores.
Y zarpé hacia mis amores,
Mi Penélope y el crío.
Ítaca al fin, veinte años,
Ítaca al fin, no son nada,
Unos cuantos desengaños
Y es el mar agua pasada.
Me disfracé de mendigo:
Vi a Penélope casada
Con un antiguo enemigo.
Ahora soy un ex marido
U en ex padre, y he sabido
Que guardó un tiempo mi ausencia
Bordando que era un primor,
Que se agotó su paciencia,
Que rompió su bastidor.
En uno de sus repentes
Y a uno de los pretendientes
Parece ser que le dijo:
Padre serás de mi hijo
Y tendremos otros varios,
Ulises, si es que regresa,
Se llevará un sorpresa,
Me lo dictan mis ovarios.
Y ahora, perdido mi rumbo,
Ahora voy a donde sea,
Un tumbo doy y otro tumbo
Y prosigo mi odisea
En otras tristes canciones.
Sólo Hermes y Atenea
Comparten mis libaciones.
No sé cual es más bella,
Si la mar, la vela o la estrella,
Y las tengo al navegar,
Las tengo al navegar,
Las tengo al navegar,
La estrella, la vela y la mar.
Foto: Promocional.