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As Bestas es la última película del prestigioso director Rodrigo Sorogoyen, protagonizada por Marina Foïs, Denis Ménochet, Luis Zahera, Diego Anido y otros, que ha llegado a los cines después de una notable gira por festivales y aupada por gran parte de la crítica. La idea de la película se resume en el antiguo pero no por ello menos acertado aforismo “pueblo chico, infierno grande”. Tal frase se ve reflejada en el producto que hoy abordamos de manera excelente.
El prestigio de Sorogoyen no es fruto del azar, se lo ha granjeado firmando abundantes e interesantes trabajos como Antidisturbios, Que dios nos perdone o El Reino.
Un matrimonio francés demuestra querer más a su nuevo pueblo que los hijos del propio lugar. Las vistas de la Galicia profunda, la oscuridad de lo más rastrero del alma humana y el silencio cobarde de todo el mentado monte hace el resto. Con guion del propio Sorogoyen y de Isabel Peña, la película te va introduciendo en el “problema” de manera acertada. Sin pretensiones y sin muchas alharacas técnicas, poco a poco se va llenando el depósito del drama. Lo que es destacable, de igual manera, es la calidad de las interpretaciones, todas y cada una verosímiles. El matrimonio de origen francés y los macabros hermanos hacen lo suficiente para ir alimentando el entorno de caos a los que todos van encaminados: la amenaza que precede al asesinato.
En una segunda parte de la película, la protagonista es una mujer coraje, el personaje encarnado por Marina Foïs con el drama familiar presente. Y no deja títeres con cabeza, desde el mismo pueblo que está asustado hasta los miembros del benemérito y verde cuerpo que hace… bueno, que hace lo que puede. Amenazas que nos son consideradas con la gravedad precisa, charlas entre vecinos y vasos de vinos que dejan claros los finales y una escopeta que no se usa pero que amedrenta al personal. He ahí la fuerza de la película.
As Bestas, las bestias, que no tienen que ver con los caballos de los primeros planos del film, ni tampoco con el perro “no guardián” que también sale en esta magnífica cinta. El título es revelador, no olvidemos que nuestros actos se encaminan a mostrarnos tal y como somos: unas bestias cuando consideramos que se nos ha tocado mínimamente nuestros “derechos” o eso por lo menos suponemos o interpretamos. Sorogoyen no hace más que señalar lo evidente, mal que nos pese. Lo más triste de la historia de As Bestas no es sólo la historia aciaga que narra sino también la certeza de que nadie está blindado a tener vecinos con grandes patologías sociales. Nadie está libre de caer en la desgracia de tener que soportar a esas bestias a dos piernas y vestidas de personas en el predio colindante.
Foto: promocional.
Texto: Héctor Martín