Ya tenemos aquí ‘El Fuego’, el segundo larga duración de Los Mejillones Tigre, que supone la confirmación de que los jienenses son únicos en su especie y que han hecho del eclecticismo bandera, ampliando miras en un conglomerado que llaman garage tropical (cumbia, spicodelia, garage, boogaloo, guajira…).
No parece casual el título del álbum, ya que la mayoría de los temas están relacionados directa o indirectamente con el elemento que los antiguos griegos asociaban a la inmortalidad. Siguen manteniendo la frescura de su debut ‘Tropical y Salvaje’, pero enriqueciendo el resultado final con un mayor cuidado en los arreglos y voces, y un sonido sublime sacado del estudio de Carlos Díaz (Granada) que sabe proporcionar a cada producción lo que necesita en su justa medida.
A los temas de adelanto: la sabrosa y psicodélica ‘Sunday Guajira’, la pegadiza y arrebatada ‘Dale Candela’ y ‘La Fábula del Promotor y el Trovador’, tema pop como sacado del verano del amor, la cumbia western con alma de mambo ’40 Grados (o más)’ y el último single, ‘Radiación’, hay que sumarles otros cinco: ‘Agua de fuego’, un incendiario tema de garage nada revisionista y muy en la esfera del panorama actual del lo-Fi, con un riff que afeita. ‘La Cumbia es el Nuevo Punk’, toda una declaración de intenciones: “baila pogo que la Cumbia es el nuevo Punk, baila el pogo tropical” con claras referencias a Ramones o Siniestro Total. ‘Vacaciones en Jonestown’, donde tratan uno de los temas recurrentes del sexteto, las sectas, en este caso sobre El Templo del Pueblo, creada por Jim Jones que llevó a 909 personas al suicidio en masa en 1978, vestido en forma de guajira que nos recuerda a los primeros discos de Santana. También siguen haciendo gala de sus sellos identitarios en ‘Mejillón tigre’ y ‘Lamento lisérgico’, el primero, un boogaloo uptempo verdadero rompepistas, con guitarra wah-wah y coros a lo Alfonso Santisteban que repiten lalalás y dos palabras reveladoras: “mutación yeyé”, que bien podría ser la definición de Los Mejillones Tigre. Y la segunda, una cumbia ácida y vacilona, pura chicha peruana que te transporta ipso facto al Amazonas.
El diseño corre a cargo de Rafa Industriasdoc, quien nos presenta una portada inquietante, que bien podría ser el símbolo de una logia adoradora del fuego, o quizá lo es, y estamos ante el advenimiento de una nueva religión que nos llevará a bailar hasta caer en el éxtasis.
Los Mejillones Tigre
Quien desconozca el homónimo plato gallego podría pensar que es un híbrido imposible, una perversión interespecífica. Igualmente, quien no haya visto un directo de Los Mejillones Tigre puede pensar que cumbia, garage, boogaloo y psicodelia en un mismo set puede ser un mejunje poco consistente, pero los jienenses consiguen de esa mezcla una masa consistente, que hacen a la banda única.