
Volvíamos al redil de la saga de acción de John Wick con esta cuarta entrega, dirigida por Chad Stahelski y protagonizada sobre todo por Keanu Reeves, actor que se hizo famoso durante los 90 y que ha sabido conservarse en una especie de formol. El reparto lo completa Rina Sawayama, Donnie Yen, Lance Reddick y Ian McShane, entre otros.
John Wick es una película que da lo que promete, una ensalada de tortazos rodados de manera trepidante y bastante hábil. De esta manera, es una especie de videojuego en donde el protagonista y sus subalternos van pasando de “pantalla en pantalla” para acudir a niveles diferentes de tiros, espadas y guantadas. Las coreografías de las luchas son espectaculares y está estudiado cada uno de los planos para sorprender al espectador. Es una película que sorprende desde el punto de vista técnico.
En diversos escenarios, el protagonista va queriendo trazar su justa causa en su propio nombre. Nada nuevo bajo el sol. Con un guion escueto el truco de la película es que no te deja respirar y de esa manera te deja conectado a 3 horas de desenfreno y lujuria pugilística. Con algunos trucos de cámara mejores que otros, el abuso en alguna escena de la cámara cenital es para hacérselo mirar, en evidente tributo a un videojuego, la espectacularidad de la cinta va amarrando a la silla al espectador.
De esta suerte, John Wick gustará a quien se haya visto atraído por las anteriores entregas del ciclo. Nada nuevo bajo el sol. La película no quiere reinventar nada, no quiere contarnos una gran odisea pero es disfrutona y se deja ver. Los personajes son convincentes que es algo más de lo que puede presumir películas al estilo. Fuera de la intención de sus productores y guionistas sorprendernos con giros, con grises y con encuentros poco casuales, ese no es el juego definitivamente.
Mención especial merece el trabajo desarrollado en el último embate de la película, en un particular lugar en la capital de Francia y que todo el mundo reconocerá. Huelga decir que a los protagonistas del duelo solo le falta saltar a un film del gran Sergio Leone para rodar una de western al amanecer. El agraciado contexto hace el resto de manera sobresaliente. Es esa una de las joyas de la película, sobre todo si te gusta la planificación en cine.
En conclusión, porque notamos que nos repetimos, vayan a ver este rompetaquillas palomitero que -como es habitual a pesar de que engancha- se podría haber conformado con un metraje más humilde. Son 3 horas de golpes, rasguños y personajes bien actuados. ¡A veces es más de lo que se puede pedir en el cine actual! Ya saben, Fortis Fortuna Adiuvat. La suerte favorece a los valientes.
¡Ah! Se me olvidaba, película especialmente indicada para sala de cine. Sobre todo porque hay que degustar su grandilocuencia y espectacularidad.