Por fin está aquí el esperadísimo disco de Anna Colom, ese Cayana que ha ido desvelando con esmero en los últimos meses. La cantaora, compositora y arreglista catalana demuestra con este LP debut, una vez más, la energía mágica que atesora una voz única como la suya.
Y lo hace a base de canciones esplendorosas, como los adelantos que nos había entregado hasta el momento: «De quererte tanto», «Nana a Martí», «Tientos de la Memoria Negra», «Fandangos de las Indias», «A mi Mariana» (Bulerías de Cádiz) o «La niña del columpio», corte destacado de este lanzamiento. Ha llegado pues el momento de sumergirse al completo en un LP fabuloso, editado por el selecto sello Madame Vodevil, que toma como hilo conductor el repertorio tradicional flamenco, homenajeando al tiempo a las músicas de raíz que lo han contagiado a lo largo de la historia. Influencias del folclore ibérico, la música latinoamericana y los ritmos africanos traídos por los esclavos. Todas ellas, junto a composiciones propias, forman parte de esta Cayana musical con la que quien fuera corista de Rosalía en la gira El Mal Querer inicia una andadura en solitario que promete depararnos muchas alegrías. ¿Nos acompañas?
Fusionando y mezclando sus elementos hasta no saber distinguirlos, ni de dónde vienen, ni hacia dónde van. Fundirlos y confundirlos para que parezcan un todo, forjado a base de esos elementos que se han mostrado dispuestos a influenciarse para enriquecerse. Así se trabajan los metales en un crisol. Y así ha elaborado Anna Colom el espectacular disco que recibimos hoy, bautizado como «Cayana» y editado por ese exquisito sello llamado Madame Vodevil. «El flamenco es mestizaje y este disco lo sostiene homenajeando algunas de las influencias que este género ha tenido lo largo de la historia», confiesa la propia Anna Colom sobre su álbum de debut. «El folclore ibérico, los ritmos africanos y los viajes de ida y vuelta al continente americano se funden en las nueve canciones de esta Cayana».
Con esta premisa, nuestra protagonista da forma a nuevas sonoridades con las que avanzar, siempre hacia delante, pero con la vista puesta al mismo tiempo en el pasado. Ella misma nos desglosa también los distintos cortes de un trabajo cuidado hasta el mínimo detalle. En «Tientos de la Memoria Negra», la catalana esboza «un homenaje a toda la población africana que en ambos lados del océano, en Cádiz con los tientos, en Brasil con la Samba, y en Uruguay con el Candombe, plantaron con sus ritmos la semilla de una incalculable belleza y riqueza cultural». Y de los Tientos a los «Fandangos de las Indias», «inspirados en el Fandango de Veracruz (folclore Mexicano) y el fandango de Huelva, dos músicas hermanas que se han influenciado una a la otra y siempre han representado el sentir de los pueblos»
El afán de investigación desempeñado por nuestra protagonista continúa en «De quererte tanto», y así nos lo explica ella misma también: «Cuando regresaban los españoles de Cuba, volvían enamorados de esa tierra, de sus gentes y de su folclore. Llegaban entonando esas melodías de punto campesino, que con el tiempo y las ‘idas y vueltas’ terminaron formando parte del repertorio tradicional flamenco». Ese diálogo también es patente entre otros territorios, como Anna Colom recoge en «Soleá del llano», en esta ocasión «entre la zamba del folclore argentino y la soleá flamenca, dos estilos emparentados que comparten métrica, temática, y muchas veces, armonía». «Cayana» es también una mirada amorosa a tiempos pasados, con parada y fonda en momentos muy concretos. En «La Niña del Columpio», focus track del álbum, Anna Colom pone su vista en una de las festividades más conocidas de nuestra geografía: «Antiguamente, durante los carnavales de Cádiz, se colocaban unos columpios en los patios de las casas, y en ellos se mecían las muchachas, mientras los muchachos les cantaban estas coplas».
Y de la Tacita de Plata andaluza a los cielos de Segovia y Extremadura, con sus temporeras, trillas flamencas y cantos camperos, como bien muestra «Trébole», según las propias palabras de la artista, «un homenaje a los cantos de trabajo que, a lo largo de la historia, y en todas las sociedades, han hecho más livianas las duras labores del campo». Y por supuesto, también hay espacio para los guiños personales: en «Teresita (Fandango de la calle Rute y Zángano de Puente Genil)», Anna Colom dedica unos Abandolaos Lucentinos «a mi madre Teresita, con el acompañamiento de fiesta de Verdiales del percusionista Aleix Tobías»; mientras que en «A mi Mariana» (Bulerías de Cádiz) hace otro tanto «la gran cantaora gaditana Mariana Cornejo, de quien tuve la suerte de aprender los cantes de Cádiz». «Todas las personas estamos conectadas por un mismo sentir y a través del folclore y la músicas de raíz podemos compartirlo con profundidad», continúa explicando la cantaora, compositora y arreglista catalana. «El folclore ha sido desde siempre, no sólo una forma de expresión, sino también un punto de encuentro, y una forma de lucha. ‘Cayana’ es un reencuentro del flamenco con ese folclore. Es una celebración donde se reúnen diferentes músicas tradicionales y vuelven a abrazarse, porque unas no podrían vivir sin la existencia de la otras».