
Durante 20 años, a lo largo de una discografía notable, Pierrick Pédron ha escalado montañas cada vez más altas. Ha reconciliado estéticas que le son queridas (la brass band, The Cure y el jazz moderno) y ha lanzado colaboraciones internacionales de alto nivel (Mulgrew Miller en «Deep in a Dream» y el trío Fortner/Grenadier/Gilmore en «50/50 «). Ha asumido innumerables desafíos, con garbo y un enfoque artístico audaz. Hoy, es reconocido por sus pares como EL virtuoso del saxofón alto y por los medios de comunicación como una figura clave en la escena francesa.
Sus premios lo atestiguan: incluyen «artista del año» en Victoires du Jazz, así como para la selección Jazz Magazine / Jazz News en 2021. Son los frutos de su trabajo duro y constante, día y noche, en su saxofón. . ¿Y Gonzalo Rubalcaba? Acercarse a este pianista es acercarse a un icono. Es uno de esos grandes pianistas de jazz a los que nada ni nadie se les resiste. Inspirado tanto en la tradición afrocubana como en la occidental, excepcionalmente talentoso en los teclados y con ritmos poco convencionales, rápidamente atrajo la atención internacional y ha grabado quince álbumes con el legendario sello Blue Note.
Gonzalo es ganador de cuatro premios Grammy como líder: dos en la década del 2000 como dúo con Charlie Hadden, uno en 2020 como trío con Jack Dejohnette y Ron Carter, y un premio Grammy Latino en 2022 con la cantante Aymée Nuviola. También ha colaborado con monumentos del jazz: Dizzy Gillespie, Chick Corea, Al Di Meola, Herbie Hancock. Y sigue viajando por el mundo, reconocido como uno de los grandes pianistas de los tiempos modernos. El álbum se llama simplemente Pédron/Rubalcaba.
En este arte de dúos y espejos, Pierrick Pédron y Gonzalo Rubalcaba miden, desafían, sorprenden y buscan superarse mutuamente, todo con evidente maestría, mientras recorren una selección de excelentes estándares que abarcan todo el siglo XX, desde Sidney Bechet hasta Carla Bley. desde lo tradicional y clásico hasta lo moderno. Dos alter-egos que quieren empujar los límites de su expresividad y que, juntos, deambulan libremente por la música detrás de las notas. Nos transportan con la maestría de los sonidos del piano, con los soplos cubriendo las notas, con el sonido de las teclas del saxofón y con las canciones improvisadas de Gonzalo Rubalcaba.
Es la meta-música, cuya poesía se ve realzada por un virtuosismo permanente y embriagador. Pierrick y Gonzalo nunca se habían hablado antes de poner sus manos sobre sus instrumentos en un estudio de Nueva York el pasado mes de junio. Y, sin embargo, tan pronto como escuchamos las primeras notas, sentimos su estima mutua inmediata, su profunda simbiosis y la amistad sincera que ha surgido de su viaje musical juntos.