Las artistas Cristina López, Sara Sambola y Ana Brenes, La Prenda Roja, unen sus fuerzas para lanzar un trabajo que emana carisma y sensibilidad. La formación, que entreteje tres trayectorias sólidas, con pasados multidisciplinarios, es una síntesis explosiva de delicadeza y visceralidad.
Con su álbum, que saldrá a la luz en octubre de este año y llevará el nombre homónimo del grupo, la formación busca presentarse como proyecto, “dar a conocer nuestra sonoridad”, explica Ana Brenes.
La Prenda Roja es la fusión de tres caracteres que confluyen en un hilo conductor: el abordaje de temas vitales, sociales e introspectivos a partir del rojo como símbolo. “Este trabajo es el resultado de quienes somos y cómo hemos llegado hasta aquí”, sigue Brenes.
En el rojo la banda encuentra un disparador para tratar la fuerza, la pasión y el empoderamiento, valores que asocian a la feminidad, además del dolor. “El dolor es un concepto muy arraigado a la música flamenca, no es algo que vemos como un obstáculo sino como una oportunidad de aprendizaje”, explica Cristina López.
Las tres componentes –cuyos primeros recuerdos del color rojo se remontan, respectivamente, a los geranios de una infancia andaluza, la imagen de cabecera de una cama ajena o los labios de una madre que ya era cantaora profesional–, se conocieron en la Escuela Superior de Música de Cataluña (ESMUC). Un reencuentro espontáneo en un concierto, años más tarde, las hizo cantar juntas por primera vez. “Nos quedamos encantadas de cómo sonaban nuestras voces juntas”, recuerda Sara Sambola. “Quisimos mantener el rojo en homenaje a este encuentro, porque La Casa Roja es cómo se llamaba el lugar y porque el rojo es un signo que nos representa a cada una en lo particular y en el conjunto”, añade Brenes. El término «prenda» llegó a posteriori, cuando en conjunto decidieron abrir un libro y buscar una palabra al azar que las acompañara. En el concepto aparecido, encontraron una buena representación de lo que son: tres identidades reunidas en una misma sinergia.
En La Prenda Roja, las tres artistas se potencian más allá de la voz, a través de la composición, la producción y el cuerpo en movimiento, así como la experimentación conceptual de disciplinas que han influenciado sus formaciones: el jazz, las artes plásticas y la tecnología aplicada al arte. El resultado es un cóctel de sentimientos que oscila entre la ternura, la madurez y la intensidad. Un proyecto que también sirve para reivindicar “el flamenco como algo más que un género, como un compañero de vida”, aseguran.
“Nuestra música se identifica, resuena y vibra con el color rojo, abordando las temáticas que nos preocupan como mujeres”.
“El rojo es un símbolo de nuestra fuerza femenina”.
Próximos conciertos:
7 de julio, Park Güell de Barcelona.
22 de septiembre, Teatro de Barakaldo
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