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Exquisito concierto protagonizado por la cantante y multiinstrumentista toledana Ana Alcaide en la preciosa Hacienda de la Quinta Roja, sita en el barrio garachiquense de Las Cruces, en el marco de los XVIII Caprichos musicales de la Isla Baja, que en esta edición tuvo el subtítulo de Cantares. La asistencia fue masiva, llenaba el particular y coqueto patio del recinto, y hasta se quedó alguna parte del público en la lista de reservas. Fue el sábado 29 de julio de 2023.
Las puertas del impresionante entorno se abrían de par en par, con asistencia y aparcamiento propio, entre plataneras y arquitectura típica para dar paso a la música del mediaevo sefardita y otras mezclas que fueron verdaderamente agitadas con una maestría que se puede calificar de alucinante. Alcaide se presentaba en el escenario con la compañía de Bill Cooley y los instrumentos de calado folclórico y curiosos empezaban a flotar en la magia del momento. El concierto comenzó de manera puntual a las 19:30 horas, cuestión que fue de agradecer especialmente.
La velada comenzaba con una increíble interpretación, una introducción convenientemente presentada por su intérprete. El duo protagonista se apoyaba más de una vez con algunos pregrabados lanzados desde el pedal que llevaban, introduciendo de esta forma algún sonido de percusión y de atmósfera aunque ello no afeaba ni un ápice al resultado ofrecido. Era lo mejor para dar una experiencia más completa, dadas las circunstancias del dúo.
El repertorio con el que sorprendió Alcaide correspondió sobre todo a discos como La Cantiga del Fuego (2012) y a Leyenda (2016), dejando su último Ritual (2022) para mejor ocasión. Ana Alcaide, compositora madrileña residente en Toledo desde hace más de 10 años, nos metió en el carro de la inspiración con su mágica colección de dispositivos musicales en donde sobresalía el uso de la nyckelharpa o arpa de teclas. Como dijo en más de una ocasión durante el concierto, a Alcaide le apasiona la mezcla de instrumentos y canciones de diferentes culturas y esto fue plasmado perfectamente en la tarde noche de Garachico. Le acompañaba, como decimos, Bill Cooley que se lució convenientemente con un psalterio o salterio auto construido, una suerte de cítara en un tablón de madera con resonancia, cuerdas y pinzas afinadoras que crecían en vertical. También tuvimos la oportunidad de escuchar su capacidad al laúd.
Pudimos disfrutar de canciones que rescataban leyendas antiguas, en algunos casos de la ciudad de Toledo, como por ejemplo Hixa Mía, Reina Esther, Era Oscuro o El Pozo Amargo, la trágica historia de Raquel y Fernando. Música en romance, temas habitualmente escritos en judeoespañol o ladino. La experiencia fue absolutamente brutal e invitaba a la nutrida concurrencia a cerrar los ojos y dejarse llevar en el viaje propuesto. Oponer resistencia suponía inútil e innecesario. En ocasiones, las piezas ofrecidas transitaban de un lugar del mundo a otro , casi sin avisar. Podía haber algún momento de folklore judío y que sin previo aviso pasara a la música tradicional castellana. Fronteras difusas que enriquecían la cita.
Ana Alcaide se lucía también con el violín handarger, un instrumento de origen noruego caracterizado por su particular historia, tamaño y anatomía, basado éste en una criatura mítica de la tradición noruega, el Fossegrimen.
Poco a poco iba pasando el tiempo y el público se encontraba perfectamente embelesado, como en su propio encantamiento medieval. Después de salir una vez del escenario, tanto Ana como Bill regalaron un bis al público que supuso el final de la hora y media de concierto. Horario más que pertinente para que la gente fuera al prometido ágape incluido en la entrada (ofrecido por el Restaurante El Reboso) -aquellos que habían optado por tal modalidad- o a conocer los desconocidos instrumentos musicales de la noche o sencillamente a departir con los músicos que se mostraron contentos de enseñar pormenores de su labor.
En conclusión, jugoso punto final que tuvo el ciclo de los Caprichos musicales de la Isla Baja, en su paso por Las Cruces, Garachico, Tenerife y genial encuentro con algo que es muy difícil de encontrar en las Islas Canarias, un concierto de música sefardita. Si pudiéramos realizar un deseo, éste consistiría en volver a ver pronto a Ana Alcaide y su nuevo proyecto por la zona, y a ser posible con toda la banda.
Foto: Canción a quemarropa
Texto: Héctor Martín