Es ir a disfrutar de Barbie, la última película de Greta Gerwig, y no poder recordar aquella famosa canción del panameño Rubén Blades.
“Ella era una chica plástica,
De esas que veo por ahí
De esas que cuando se agitan sudan Channel Number 3”
Rubén Blades
Lo mejor que se puede decir de una cinta como Barbie (Greta Gerwig, Warner Bros. 2023) es que es una película valiente, crítica y ácida hasta cierto punto. Lo suficiente para cautivar al crítico más avezado y también al público más ingenuo. Tanto Margot Robbie como Ryan Gosling protagonizan esta pieza cómica existencialista y feminista hasta rallar de manera brillante en el musical más salvaje. Ea, ea, ea, delgadísima, monísima y vestida de rosa, Barbie, la famosa muñeca, se rebela.
Desde que comienza no hay tregua. Barbie te mete de lleno en la parodia haciéndose ecos de 2001, Una odisea en el espacio de Stanley Kubrick, una corto lujoso que sirve como preámbulo de la película y que nos advierte de la capacidad de la actriz, de la directora y por supuesto de lo que va a venir.
Dados los presupuestos de lo que se supone que es una película de la muñeca más famosa de Mattel, Greta Gerwig tomó el camino más difícil pero a la vez más curioso: plantear dudas y misterios con respecto al mundo barbie en rosa de la asexuada y poco problemática muñeca. Así las cosas, la película no deja títere con cabeza, muy al estilo de Deadpool y otros trabajos parecidos. De esta manera, cobran su merecido palo por ejemplo los filósofos Mr. Wonderful, el positivismo de partida y final en todas las circunstancias de la vida, las madres que quieren tener a sus hijas atadas a la cintura hasta que crecen, la superficialidad e incluso las empresas del ramo de las muñecas. El guion tiene para todos y de manera poco contenida.
De manera inteligente, Greta Gerwig va poco a poco tiñendo de negro y de crítica una película que se supone para público infantil y en dos horas nos hace reflexionar sobre temas que superan a los más pequeños de la casa y que llena de interrogantes a cada uno de los adultos. Barbie es una película de todo menos superficial como la muñeca. El juguete de Greta es una máquina que hace pensar y que es, en ocasiones, políticamente incorrecta.
Desde el punto de vista técnico la película no es tampoco fácil pero es absolutamente resolutiva. Cuenta con una producción de lujo en donde los decorados, atrezzos y el uso del estudio son la pieza básica para sorprendernos con su cristalino y rosado -hasta dorado, diríamos – trabajo. El casting funciona muy bien porque brillan las actrices y los actores de manera constante. Especialmente reseñables y cómicos resultan los protagonistas fundamentales, Robbie y Gosling ya que se cuelgan a la espalda un gran porcentaje del film y al mismo tiempo se mantienen verosímiles tanto América Ferrara (Betty La Fea), Simu Liu y Kate McKinnon (la humorista que también protagonizó una de las últimas entregas de Cazafantasmas). Hay un curioso chiste en la película, rompiendo la cuarta pared, sobre la capacidad de Robbie para el índole dramático y , en realidad, habla genial de la autoparodia que consiguen.
El guion es sencillo pero válido ya que logran involucrar también a los niños con el periodo que salen los supuestos altos directivos de Mattel, que capitanea el veterano Will Ferrell. De siempre le tengo ley a este actor pero aquí se limita a ser gracioso y a nadar en el cachito de guion que le dejan. Mattel “cae en ridículo” y se deja hacer escarnio en pos de la risa.
Probablemente, desde el punto de vista técnico el lado más interesante de la película es cuando deviene en musical. De repente, la cinta cómica y ácida se convierte en una guerra entre Kens, algo que podría ser bastante predecible si no hubiera sido por habernos visto revueltos de manera magistral en un genial musical con guitarras eléctricas. De repente se resucitan Los Miserables con la guitarra de Jesucristo Superstar, sin piedad. El desenlace es cómico y grotesco. Hasta que Barbie se encuentra con el personaje “madre” de Rhea Jo Perlman, aquella del mágico papel en Cheers, y que aporta el lado de realidad, de reafirmación humana de la Barbie de eternos pelos rubios. Ojalá hubiera sido Barbie un musical de comienzo a fin con el mismo contenido políticamente poco esperable en esta cinta mainstream de gran presupuesto.
Barbie sigue de manera magistral forjando una acerada crítica, recordando un poco a El Show de Truman, desde el punto de vista del plástico escenario de su mundo de barbie world.
Por todas estas razones, nos parece perfectamente ideal que se haya convertido el bombazo de Warner en estas vacaciones de verano. Nos alejábamos de la sala de cine en el sur de Tenerife y nos llegaba a la cabeza, de nuevo, aquella tremenda canción del panameño,
“Que sueñan casarse con un doctor
Pues él puede mantenerlas mejor
No le hablan a nadie si no es su igual
A menos que sea fulano de tal
Son lindas, delgadas, de buen vestir
De mirada esquiva y falso reír”
R.B.
Foto: promocional.