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Cuando la música bailable no es chumba chumba intrascendente. Crítica desde Adeje, sur de Tenerife de los conciertos de Second Brain + Kutu
Texto: Ananias Cohen
El concierto este domingo en Adeje gracias al Festival Internacional Canarias Jazz y Más, nos deja ver la posibilidad de que la música bailable puede tener excelente calidad sin necesidad de un ritmo machacón que pudiera hacer hasta un mono memorizando qué botones tocar. Además al ser domingo mejoró mucho el concierto porque como el siguiente día era laboral, tuvo un público entregado que supo valorar que fuera gratis, y no fue allí, como en otros momentos, solamente a hablar y a beber alcohol, molestando a los que sí lo valoramos.
“Second Brain”fue la primera banda, y como su propio nombre indica, pareciera que tiene un segundo cerebro, o más bien varios, que se dividieran en todas las partes que lo componen, que son como 7 componentes. Todos muy buenos con cada uno de sus instrumentos muy diversos . En ningún caso, hubo algo de más o algo de menos que no añadiera un componente interesante a todo el conjunto. Estilos diversos que no sabemos ubicar concretamente, y por eso lo hace aún más interesante, puesto que es de los pocos que hoy día puede decir que tiene un estilo propio. Suele pasar que estas bandas jóvenes pecan de pretenciosidad y abusan demasiado al mostrarse a nivel personal como “excelentes”, olvidando al resto de la banda con solos fuera de tono y muy en apariencia espectaculares que nada tienen que ver con la idea general. Pero esto no ocurrió con “Second Brain”, sino todo lo contrario. Sus influencias musicales también se notaron y no eran nada mediocres ni pobres; podían sonar los “ecos” de bandas ya míticas como “Return to forever”, “Mahavisnu Orchestra” y tantas otras que salieron de aquella eclosión creativa generada por Miles Davis en los setenta. Pero también otros ritmos y melodías más actuales de bandas con gustos similares muy eclécticos: Funk, rock progresivo, música clásica expresionista, por momentos “Mother of Invention” de Zappa… Muchas formas y saberes musicales que pasaban rápidamente de una tónica melódica de estar sentado, a otra rítmica de levantarse y ponerse a bailar incluso en un mismo tema. Como era de esperar, el público pidió un “bis”, y sin falsa modestia o alguna molestia, advierten al estimado que los que venían a continuación eran muy buenos, y fue cierto.
Kutu
Después de un corto lapso de tiempo entra la banda Kutu. Excelente cantante por momentos arabesca, un violinista muy exaltado “ma non troppo”, o al menos que su exaltación pareciera forzada o fuera del resto del espectáculo. Batería, percusionista, y bajista. La cantante de Etiopía convierte los ritmos bailables, a menudo casi discotequeros, en algo de otro nivel más trabajado, quizá más cercano al “Rai” argelino pero con un aire más exótico entre afrobeat y árabe. Desde el inicio hasta el final el frenesí del púbico no decrece sino que al contrario se convierte en una multitud bailando al compás pegados al escenario. Subidas y bajadas ritmicas intermitentes , que insisten en animar a un público ya de por sí muy animado. Y de vez en cuando, solos de violín eléctrico dándole una connotación de nuevo frenética al conjunto. El público, pidió más, y la banda les dio más hasta casi la medianoche. Entre otros temas, uno muy bueno dedicado a la famosa capital de Etiopía Addis Abeba.
De nuevo tenemos que agradecer el buen gusto de los organizadores del festival al elegir bandas tan personales y tan capacitadas para variar de lo más melódico a lo más rítmico sin perder un ápice de virtuosismo. Y es el inicio del festival porque aún queda bastante más festival hasta final de este mes en diferentes lugares del archipiélago. Les aconsejamos lo sigan.
Foto: Rubén de Cándido (Kutu, en acción)