Locamotora, el proyecto del músico Manuel Artiles en colaboración con el coreógrafo Carmelo Fernández y la artista multidisciplinar Ana Beltrá se desarrolla en la Sala Insular en formato de residencia, y se presenta al público el viernes 9 y sábado 10 de febrero
“Esto no es un concierto al uso, ni una coreografía de danza contemporánea, es un todo en uno con un componente de dramaturgia ligado a los textos y a la palabra, la acción y la parte visual”, asegura Manuel Artiles
La Sala Insular de Teatro, en Primero de Mayo s/n, celebra la segunda de las residencias artísticas de la temporada 2023- 2024 con el proyecto Locamotora. Una propuesta elástica y abierta a la experimentación con dirección y concepto del músico e intérprete Manuel Artiles, en colaboración con la artista multidisciplinar Ana Beltrá, que acentúa los roles de intérprete y música en escena, y el coreógrafo Carmelo Fernández. Un diálogo a tres que persigue explorar la conexión entre la música y el movimiento, y jugar con las fronteras de las disciplinas artísticas a las que se debe el trío protagonista, que se trabaja y desarrolla en formato residencia artística en la Sala Insular de Teatro desde la pasada semana, y que el público podrá descubrir este viernes 9 y sábado 10 de febrero, a las 19.30 horas.
“Esto no es un concierto al uso, ni una coreografía de danza contemporánea, es un todo en uno con un componente de dramaturgia ligado a los textos y a la palabra, la acción, la parte visual, un compendio de todo dentro de las pretensiones de uno como creador y de las posibilidades a que se presta la Sala Insular de Teatro”, explica Manuel Artiles acerca de concepto de Locamotora.
Una experiencia escénica que se presenta como un concierto performático a partir del trabajo sonoro y escénico de Manuel Artiles, que combina elementos musicales, corporales y visuales, teatralización y movimiento, y que sus autores definen como “diálogos musicales para profetas en el desierto de sus propias”. Al pulso sonoro de Artiles se suma la experiencia de Carmelo Fernández, conocedor del espacio y del ritmo, del lenguaje corporal y la acción; y la versatilidad de Ana Beltrá, creadora multidisciplinar que se descubre como bajista que experimenta con líneas sonoras, además de aportar su bagaje en las intervenciones en espacios públicos y su inserción en la propuesta escénica.
Locamotora entra en su segunda semana de residencia en la Sala Insular de Teatro tras un primer tramo de creación, de toma de contacto con el espacio y con las composiciones de Manuel Artiles, que se prestan al juego con un banco de sonidos. Días de prueba y experimentación en los que “estamos descubriendo nuestro formato, porque lo que hemos planteado es jugar con esas fronteras de las varias disciplinas que tenemos dentro”, afirma Carmelo Fernández.
En residencia artística
El formato residencia en la Sala Insular de Teatro ha sido fundamental para el desarrollo y ensamble de Locamotora. “Son cinco residencias artísticas las que tiene la sala en esta temporada, y para nosotros es un pulmón muy necesario que nos ofrece la posibilidad de entrar en una residencia de dos semanas, y eso nos permite trabajar el proyecto”, asegura Manuel Artiles. En su opinión, “hay mucha gente que se priva de hacer cosas, de experimentar, por la necesidad de un espacio y recursos como la Sala Insular de Teatro. El equipo está muy agradecido con la oportunidad que nos brinda la sala y el Teatro Cuyás para hacer cosas mucho más amplias”.
La música que cimenta Locamotora estaba en la cabeza de Manuel Artiles desde hace 4 años. Como una base, “una estructura musical que empecé a desmenuzar y ordenar y ver cómo funciona en conjunto, y hasta hace un mes he estado retocando las piezas”. El paso siguiente fue la puesta en común con Ana Beltrá y Carmelo Fernández. “Ana Beltrá no es bajista pero necesitaba alguien que supiera estar en la escena y ante el público, que entendiera la escena, y en realidad llevamos dos meses de clases de bajo con ella, para que aprendiera la técnica y las líneas. Hemos trabajado los tres para llegar a una confluencia a todo esto, que no ha sido nada fácil”.
¿Qué música suena en Locamotora? “Es difícil de definir porque no es blues, no es rock ni jazz”, puntualiza Manuel Artiles. “Siempre me he planteado con otras composiciones, para teatro por ejemplo, un concepto no lineal pero si continuo, siempre he evitado los estribillos o los puentes”, asegura. Una banda sonora de corte experimental que desde la butaca del público es como “subir a una locomotora que no frena de golpe, con sus transiciones, donde la música fluye desde el principio hasta el final”.
Nada queda al azar en Locamotora, ni la música, ni la palabra que la acompaña, ni el movimiento y la acción que genera cada pieza. “Investigo y también tomo el pulso de la gente y su reacción, que es parte del feedback, de lo que quiero decir”, sostiene Manuel Artiles. El texto y la voz tienen presencia destacada en este concierto performático, bien en los temas que se canta o en los que se recitan durante el espectáculo. Textos que como explica Artiles “hablan del ser humano, de uno mismo, un descubrir y algo de reivindicación, algo de crítica social y personal a la hora de saber y decir lo que soy, y el enfrentamiento a veces social que se produce. Hay una parte de investigación de texto que reúne todo esto, cómo uno se presenta en sociedad y ante la gente”.
Introspección y fronteras
Y es que Locamotora es también un contenedor en el que se vuelcan temas de actualidad y sociales, de poesía, de introspección, de fronteras, del fenómeno migratorio, y de viajes internos, el sentido del descubrimiento y cómo nos relacionamos con los demás. “El espectáculo dispara a muchos sitios y cuando tienes una creación de este tipo todo se multiplica, hablas de esto, de lo otro”, detalla Carmelo Fernández.
La danza y el movimiento escénico se escora hacia la danza contemporánea, que es el terreno en el que se mueve Carmelo Fernández, pero tal como explica el coreógrafo “también una danza de presencias y de revisar la presencia de los músicos en escena, dentro de esa zona performativa”. Todos los recursos técnicos de la Sala Insular son recursos escenográficos para Locamotora, que juega con el blanco y negro del espacio y de los materiales que se utilizan en el concierto performático.
A destacar la presencia de los músicos en el escenario, que cambian su pose habitual por otra dinámica actoral. “Los situamos en lugares que sutilmente su presencia se modifique con respecto a esa cosa casual de estar tocando el bajo, guitarra y batería, y mirarse uno a otro. Se utiliza la presencia del músico en todo el espacio escénico, y precisamente ese tema fronterizo entre la danza y el concierto lo que hace es que los músicos tengan una presencia especial y que la gente que bailamos como yo estemos también cantando o soltando temas.
Las entradas para Locamotora están a la venta en la web de la Sala Insular de Teatro, https://salainsulardeteatro.com/, y en taquilla una hora antes de cada función; y en la web del teatro Cuyás, https://teatrocuyas.com/, y en taquilla, en horario de lunes a viernes, de 17.00 a 20.30 horas, y el sábado, dos horas antes del comienzo de la función.
En la foto de Alejandro Quevedo, Ana Beltrá y Manuel Artiles