Fallen Leaves es una modesta cinta y digna con respecto a su presupuesto pero supone una carga de profundidad explosiva con respecto a la sociedad actual, no sólo -sospechamos- de Finlandia sino del día a día cotidiano. Es el retrato de un amor de dos personas veteranas y que se encuentran en una situación difícil desde el punto de vista personal y social. Poco a poco, el filme va describiendo las circunstancias sociales que rodean a estos personajes y como cada uno enjuaga los sinsabores que van ocurriendo. La historia de unas hojas caídas, que es el sentido que se le da a la frase y de cantos rodados, si se quiere.
El alcoholismo, el paro, la depresión social, la drogadicción son algunos de los asuntos abordados de manera dura y cruel. Película realista y dura que no deja indiferente a nadie. El director, Aki Kaurismäki no se recrea en ninguna de las circunstancias y probablemente la falta de presupuesto (según algunas fuentes rondaba el 1.5 millón de euros) obra en su contra. Sin embargo, en lo que es prolijo el film es en el guion. Y eso está a prueba de balas. Es la historia de cómo te dejan en paro si te rebelas, es la historia de cómo te pueden contratar sin papeles, es la guía de despedir a trabajadores porque se llevan a su casa comida caducada que iba a acabar en el contenedor de la basura.
La química entre los dos protagonistas, Alma Pöysti (Hansa, en la peli) y Jussi Vatanen (Holappa) tiene mucho que ver con el éxito de la cinta. Sería imposible un amor de estas proporciones sin que hayan operado de manera tan fiel, tan directa en ocasiones. Hubo un momento realmente especial cuando sucede algo que separa a la incipiente carrera amorosa. Los amantes se pierden por una cuestión azarosa, sin saber nombres ni saber apenas donde encontrarse. Y es ahí en donde la película se hace fuerte. Ambos luchan por reencontrarse, a pesar de problemas de algunas de las partes en el enlace.
La película se convierte en un amor proletario y de base con sus altos y bajos. Como telón de fondo pero explícitamente usada, la radio siempre prendida y la retransmisión de la guerra entre Rusia y Ucrania, a propósito.
El metraje es el justo y no se hace larga. La peripecia con la cámara no es ni mucho menos de heroicidad técnica y se adapta a lo que se tiene que contar, digamos que de manera justa. El color está muy bien tratado y quizás el doblaje cae un poco raro en el comienzo del film.
Por mencionarlo todo, y no quedarnos sólo con lo positivo, Fallen leaves adolece de algo de metraje. En algún momento el director tuvo que haber rodado unas escenas más de redención del personaje masculino. En ese sentido, la historia está un poco coja, se tiene que suponer de manera rápida y con unas transiciones un tanto desesperadas que a nuestro juicio no operaron convenientemente. Hubiera sido mejor complementar la película con más historia de la salida de los infiernos. Un infierno, a propósito, del que no está libre nadie. No obstante, el resumen está permitido.
Fallen Leaves se había presentado por Finlandia a los Oscars, a la selección Mejor Película en Lengua Extranjera, pero sin embargo se ha quedado a las puertas no superando la última criba. Probablemente hayan preferido otras películas que tienen mayor presupuesto. Sin embargo, si obtuvo el Premio del Jurado en Cannes, la mejor película del año para la crítica internacional (Premio FIPRESCI).
En definitiva, película que cumple en términos generales las expectativas. Película de factura artesana y que abunda en el realismo de la sociedad finlandesa. Se puede decir que también rompe el tópico de la felicidad de la que se suele presumir en la zona de los países escandinavos. Cinta por lo tanto valiente que puede entretener cualquier tarde.
La versión de Charles Trenet del standard de la que toma el título la película es también una delicia que deja un buen regusto en el espectador. Excelente experiencia, en términos generales.