
Es el primer álbum de larga duración de Ölivias, el tercer trabajo en orden cronológico después de «Antich Ventura» (2021) y «Clamare» (2022). Nace de la inquietud por explorar la forma que toman las cosas cuando ya no podemos verlas, recogiendo las semillas conceptuales plantadas en los primeros trabajos.
En este álbum, Ölivias aborda la muerte como una ceremonia inesperada que celebra el arquetipo del cambio y la transformación a través de poemas e historias sonoras que bailan entre el contraste de ausencia y presencia. Este juego auditivo está repleto de dicotomías sonoras entre la cuerda pulcra y los elementos electrónicos que la distorsionan, grabado y producido por el dúo experimentando la palabra como eje vertebrador de las composiciones.
Que baixi el cel es un grito imperativo que asume la vida y la muerte como única propiedad.
Ölivias
El dúo formado por Claudia Balletbó e Isabel Archs deshace con paciencia los nudos de la garganta a través de su sonido experimental de voz y cuatro cuerdas. Surgido en 2020 como una iniciativa de música conceptual, aborda sus inquietudes a través de sus primeros trabajos gemelos «Antich Ventura» y «Clamare» que hacen culto a la muerte y al duelo. Después de haber presentado estos trabajos en diferentes festivales como el Pòrtic Eufònic, Barnasants, Barcelona Districte Cultural, Ultrasons o Mèdol Poessia y haber danzado por salas como la Clamores, Pumarejo o Heliogàbal; ÖLIVIAS transforman con su primer disco de larga duración, «QUE BAIXI EL CEL», el testimonio de un viaje al epicentro de sus dudas y temores. El dúo trabaja en consonancia con el cuerpo de la palabra y empuja la composición musical, de forma cuidadosa y autoproducida.
Créditos técnicos:
Composición, producción y grabación: Claudia Balletbó e Isabel Archs.
Mezcla: Marc Cros Ventura en Zaria Studios.
Máster: Víctor Garcia en Ultramarinos.
Equipo Creativo: Ignasi Àvila Padró, Emili Argemí Bañón, Laura Gil Amat, Mariona Ibáñez Balletbó y Lluís Arruga Alcarria.
Portada: Emili Argemí Bañón.
Grafismo: Ignasi Àvila Padró.
Fotografías: Alfonso Blanco Santos