El montaje Cristino de Vera. Eremita de la pintura, que podrá visitarse hasta este sábado, 4 de mayo, en la Sala Dalí del Instituto Cervantes de la capital italiana, permite conocer la poética silenciosa que domina la obra de Cristino de Vera a través de una selección de 31 obras, entre pinturas y dibujos, realizadas entre 1957 y 2004.
Cristino de Vera. Eremita de la pintura, muestra organizada por la Fundación CajaCanarias, el Gobierno de Canarias, el Instituto Cervantes y la Fundación Cristino de Vera-Espacio Cultural CajaCanarias, está abierta al público de martes a viernes de 14:00 a 20:00 horas, así como los sábados de 10:00 a 14:00 horas y de 15:00 a 20:00 horas. Toda la información se encuentra disponible en www.cajacanarias.com
La Fundación CajaCanarias, el Gobierno de Canarias, la Fundación Cristino de Vera – Espacio Cultural CajaCanarias y el Instituto Cervantes clausurarán este sábado, 4 de mayo, la exposición Cristino de Vera. Eremita de la pintura de la Sala Dalí del Instituto Cervantes de Roma (Sala Dalí, Piazza Navona, 91). Comisariada por Juan Manuel Bonet, la muestra está conformada por una selección de 31 obras, entre pinturas y dibujos, realizadas entre 1957 y 2004, que permiten al visitante conocer la poética silenciosa que embarga el trabajo de uno de los creadores más relevantes de la historia del arte español de la segunda mitad del siglo XX. Esta muestra internacional, que abrió sus puertas al público el 15 de febrero, puede visitarse de martes a viernes (14:00-20:00 horas), así como los sábados (10:00-14:00 y 15:00-20:00 horas), con entrada libre hasta completar aforo. Toda la información se encuentra disponible a través de www.cajacanarias.com.
Cristino de Vera. Eremita de la pintura es la primera individual italiana de Cristino de Vera (Santa Cruz de Tenerife, 1931), un solitario del arte que, gracias a una beca de la Fundación Juan March, visitó Roma en la década de los 60, además de otros países europeos. La retrospectiva reúne una cuidada selección de 31 obras del artista tinerfeño, desde sus inicios en los años 50 hasta los últimos dibujos a tinta china de años recientes, ofreciendo un recorrido exhaustivo por su trayectoria artística. Esta muestra se nutre de las tres colecciones más importantes de las piezas del artista en Canarias: la Fundación CajaCanarias, la Fundación Cristino de Vera y el Gobierno de Canarias, fruto de la generosidad del artista hacia estas instituciones.
Los dos cuadros más antiguos incluidos en la presente selección datan de 1957. En uno de ellos, Monje, se advierte el impacto sobre el pintor veinteañero del ejemplo de Zurbarán, que siempre iba a constituir una escala obligada en sus visitas al Prado. En la exposición se puede disfrutar de su habilidad para retratar el paisaje castellano, pero también de su tierra natal con, por ejemplo, Ventana al sur de Tenerife (1984). La narrativa artística de Cristino de Vera abarca más allá de los paisajes, destacando como agudo retratista, como se evidencia en la representación de su colega Antonio Quirós, que puede contemplarse en el espacio expositivo romano. Sin embargo, es en los bodegones donde el artista despliega su verdadero corazón creativo. Varios de ellos, clasificados como vanitas, le han otorgado merecida fama, siendo incluido por Fernando Huici en la colectiva madrileña Postrimerías en 1996. Sobre mesas con manteles de lino, sus obras presentan una danza geométrica de cráneos, canastas, cestillos con flores, jarras, cuencos o velas, formando composiciones que reflejan la tradición española de maestros como Zurbarán, Luis Fernández, Juan Sánchez Cotán y Juan Gris.
La temática de la muerte permea la obra de Cristino de Vera, influenciada por el universo negro de Solana y Brueghel. Los cráneos, mayormente humanos, transmiten un sentimiento de la breve existencia, mientras que los cementerios ilustran su fascinación por este aspecto inevitable de la vida. Cráneo y Toledo (1988) y Cráneo de caballo y vela (1997) pueden contemplarse en esta individual romana del tinerfeño.
Esta exposición también permite al público apreciar la maestría de Cristino de Vera en su habilidad para manejar la luz. Su técnica meticulosa modela las superficies del lienzo, definiendo con detalle luces, paredes y estructuras arquitectónicas. Sobre las velas que pueblan algunas de sus obras más sublimes se han escrito elogios de la mano de su colega Sánchez Robayna, comparándolas con las de artistas como Georges de La Tour, Luis Fernández y Gerhard Richter.
Junto a los lienzos, la muestra presenta un conjunto de dibujos en tinta china realizados con espíritu de geometría y el inconfundible trazo fino del tinerfeño.
La exposición Cristino de Vera. Eremita de la pintura es una oportunidad única para profundizar en un artista polifacético cuya obra, impregnada de emotividad y minimalismo, se enraíza en la rica tradición artística española.
Foto: promocional