Publicado el álbum Luz, arena y llanto que anuncia el regreso de La Búsqueda, la banda por antonomasia de finales de los 80, que marcó apuntes sonoros reflejados después en grupos como Tindersticks o Caléxico
Luz, arena y llanto viene acompañado por el focus track (single y videoclip), ‘El desierto de tu soledad’
La Búsqueda se instaló en el imaginario musical en España y Francia con su rock hispano e influencias mediterráneas, creando un sello inconfundible que los llevó a editar cinco discos difíciles de etiquetar, a participar en prestigiosos festivales del país galo, en innumerables trabajos recopilatorios y conciertos en nuestro país
No hay duda de que la madurez es un grado y en esta ocasión, su retorno es un extenso y profundo disco, indicado para paladares sedientos de sustancia y muy alejado de los derroteros abrazados por la industria musical actual, reflejo de una sociedad cultural a su vez muy diferente a la de sus inicios en la Mallorca de la calma.
La orfebrería con la que se ha elaborado nos evoca trabajos de antaño, sin fecha de caducidad. Como el viajante que regresa cuando su recuerdo roza ya la leyenda, la historia de sus suertes e infortunios nos va a seducir y trasladar a otros universos donde confluyen oriente y occidente, hará temblar de amor, miedo y tristeza.
Esperanza y entusiasmo. Sí, una pequeña revolución para retomar la fe en la música mayúscula, en la belleza y en los trabajos minuciosamente bien hechos.
Así, los misteriosos silbidos que abren el disco, preludio del primer gran himno que es Los Mineros nos indican que lo que vamos a encontrarnos en sus 20 cortes, la historia contada, el viaje, va a resultar sinuoso, aleatoriamente fragmentado, y cautivador. Es ese silbido casi susurrado un instrumento entre voz y theremin, un personaje mas del elenco de la Rolling Thunder Revue con la que giró Dylan en los 70’s. Todo ello tratado con una producción de tintes cinematográficos, y que en su interpretación nos evoca esas caravanas de carromatos gitanos, donde quien lleva la brújula es el duende, y lo que parece intencionado es en realidad guiado por lo referencial a un espíritu que, en clara evidencia, es humilde espiritualidad humana.
El resultado de todo ello es liberador y creativo y en Veracruz nos lleva al romance con el que flirteamos y podría ser, a los callejones por los que nos perdemos y en tal vez esa dulce tentación para el Yo narrador como el espíritu mariachi que abandera. ¿Qué nace de ese encuentro? Un ir y venir por angostos desfiladeros sobrevolados por rapaces, por desiertos eternos ribeteados de arenales en los que embarranca la nave en la que pusimos nuestras esperanzas para llegar a…
Es la esperanza, la fe, la que a partir de ahí nos conduce conectando escenas de esta historia como enEl desierto de tu soledad o Luz, arena y llanto. Lecciones vitales en cada dolor, en cada espina en el talón, en cada crisis existencial. Y ahí, de nuevo en la frontera, donde confluye el western y la búsqueda del paraíso del que se alimentó el compositor en las grandes pantallas del cine de su infancia, encontramos el equilibrio en Échale. Es esta una invitación a la jarana del vaquero que encuentra su liberación al sur cultural, mas allá del desierto, recordándonos la raza de la que esta hecha La Búsqueda con su ya arraigado ritual tequilero antes de subir al escenario.
El pulso interno que empuja a la exploración de la belleza de lo lejano nos devuelve el valor de lo vivido en Mi querida amiga. También la ensoñación del paraíso mexicano, el desierto y sus costas, la poesía de Federico García Lorca y como no la libertad que impregnó Brian Jones a esos primeros Stones, nos es devuelta en forma de melodías mágicas y nos ofrece ahora un repertorio cual oasis en medio de ese océano en el que, quien se aventure con la intención de hallar la verdad, la belleza, el amor, va a necesitar reposar, inspirarse y nutrirse de consuelo. Canciones como La montaña, Buenaventura, Toda mi alma reiteran esa sensación de maravilla.