
La gente formaba de manera comprensiva en una doble cola para entrar en el lagunero Teatro Leal y no dejábamos de pensar en lo que podía suceder en esta conjunción de estrellas encabezada por Chris Potter. Cada vez que viene un all star al Festival Internacional Canarias Jazz & Más ocurre lo mismo, nos preguntamos cómo van a interaccionar músicos que en la teoría y en el papel barren y triunfan ante la concurrencia. En ese sentido, es como el fútbol, ningún equipo, por grande que fuera, venció desde la guagua.
Pasaban apenas un cuarto de hora del tiempo previsto para la actuación y salían al unísono los cuatro protagonistas de la noche: Chris Potter (saxofonista), Brad Mehldau (piano), Johnathan Blake (batería) y John Patitucci (contrabajo). Dada esa alineación titular, el aficionado y melómano se relamía antes las evidentes posibilidades de los mismos. Además teníamos indicios que apuntaban a buena noche, y no era otra de conocer prácticamente sin duda el set list de la velada ya que el mismo cuarteto (a la única excepción de Blake que no participó en la grabación, sino Brian Blade) había ya lanzado un excelente álbum que se había hecho público en marzo pasado, Eagle’s Point. En resumen, Potter conducía a una maravillosa selección de jazzeros y lo sabía.
Desde que comenzó el concierto, con el Teatro Leal abarrotado de espectadores ávidos de música, la más leve incógnita quedó despejada. La música se hizo dueño del hechizo y la maquinaria desplegaba los conocimientos de los cuatros experimentados músicos y ya se habían hecho con la bombonera de La Laguna. Las canciones iban sonando totalmente redondas, y frescas. Potter apenas cogía el micrófono en alguna pausa para decir los títulos de las canciones y dejó claro que formaban parte de este último y ya mencionado álbum. Canciones como Could Message o la que le da título al disco eran interpretadas haciendo la delicia de todos los que guardaban un silencio increíble, respetuoso.
En ocasiones surgía la magia que ocurre en este tipo de sesiones, el silencio era un aliado vital para disfrutar de la totalidad del concierto. Hasta Brad Mehldau desde su asiento pedía en cierto momento contención a la mesa de control de sonido. A propósito, Mehldau mostró lo que es un superclase de las teclas. Él forjaba un lecho luminoso, presente pero no protagonista sino cuando le tocaba en alguno de los pasajes. Por su parte, Patitucci también ponía lujosas intervenciones a través del contrabajo. Intros en solitario que iban poniendo todo dispuesto para el lujo, Chris Potter. Especialmente sonaron redondas la intro de Málaga Moon o la balada Aria for Anna.
Por su parte, Johnathan Blake también dejó muestras de su indudable calidad. No sufrió ni se resintió el espectáculo por no contar con Brian Blade que se supone el titular en las baquetas del espectáculo. No obstante, echamos de menos a Blade en las giras por Canarias.
Tras un solitario bis, se acababa la hora y cuarenta de show que dejaba en una nube al respetable. Tocaba bajar de la plataforma y volver al ruido mundano, a la calle de alisio de La Laguna, no sin antes comentar la jugada con el aficionado al jazz que todavía seguía suspirando por el acontecimiento visto cuando desalojaba el Leal.
Foto: Luz Sosa. Distribuida por el Festival Internacional Canarias Jazz & Más