
Hacía tiempo que quería ir al cine a ver el biopic de Elvis, sobre todo por la cercanía que he tenido históricamente a la música de este ídolo de masas, al personaje atormentado después de una vida de éxitos y que a la postre sólo se salvaba por el uso de barbitúticos. Vaya por delante que no soy un verdadero admirador del cine de Baz Luhrmann y se puede decir que fue algunas de las precauciones con las que me enfrentaba antes de degustar la cinta que hoy nos concita.
Sin embargo, al ver Elvis en pantalla grande desde el principio fui cautivado por una película de metraje largo pero sinceramente absorbente. Si bien algún pero se puede poner, el film protagonizado por Austin Butler es una de mis favoritas citas de la temporada. El reparto está sencillamente espectacular y no solo por la joven estrella de Butler sino también por un acompañante de lujo: Tom Hanks. Hanks no se suele meter en camisas de once varas que no conozca y su papel es un acierto absoluto. El resto de los participantes hacen un papel bueno que no desentona al lujo que da la dupla Butler / Hanks.
Por otro lado, el ritmo habitual de Luhrmann, con una edición de videoclip y con una sucesión de fotogramas rápido y picado, está muy lejos de ser modesto. Se puede decir que es Luhrmann con un montaje controlado.
Luhrmann está mucho más moderado que en otros grandes hitos de su filmografía. Lo preferimos en Elvis en comparación con otras películas que han conformado su ya dilatada carrera, por ejemplo en Moulin Rouge o El Gran Gatsby, el remake de hace unos años. Sin embargo y como señalo, Baz puso el freno de su propio estilo, no traicionándose pero si centrándose en la propia historia. Es decir, sí tiene la firma del director «ma non tropo» y eso es bastante correcto para el resultado final.
Elvis cumple en líneas generales con lo que promete y lo hace de una manera original. Elvis aborda un aspecto raramente visitado en un biopic y es la figura del representante. Eso es tremendamente excitante y se gana en profundidad de la historia. No era plan enfrentar otra historia lineal de un artista que «nace, crece, se reproduce y muere». De hecho, la relación con el manager es canal conductor y es algo a valorar positivamente.
De todos modos no es oro todo lo que reluce y en Elvis hay también algunos problemas. A la hora de abordar los inicios musicales de Elvis y sobretodo alguna escena de su peregrinar por los clubes de Memphis, la banda sonora tira de ciertos toques de rap que a nuestro juicio está metido con calzador. ¡Mira que hay discos en esa época que han marcado los años posteriores de la música! No era preciso incluir raps en canciones blues que hubieran operado mucho mejor con la historia.
No obstante lo dicho, son algunos problemas que no empañan del todo el resultado final. Hay muchos más aspectos positivos en la balanza final. Aspectos como el Elvis encerrado en su cárcel de oro, lo ingrato del mundo del espectáculo, la crucifixión de las drogas, tensiones y traiciones familiares y un largo etcétera de ambientes que desde luego hacen que dos horas y cuarenta se pasen como algo fugaz. Nos ha gustado, en definitiva, el biopic de Elvis y nos parece un digno recuerdo para el atribulado artista, nacido en Tupelo, Misisipi en 1935.
Foto: promocional.