Damien Chazelle vuelve a la cartelera con Babylon, la historia sangrante, ruda, dura y alejada del tópico retrato del salto hollywoodiense del cine mudo al sonoro. Y lo hace con un extraordinario reparto con Margot Robbie, Brad Pitt (Jack Conrad), Diego Calva (Manuel), Jean Smart, Spike Jonze Li Jun. Con esos pinceles, Chazelle, que nos tiene acostumbrado a excelentes trabajos, nos pinta un lienzo largo y en términos generales atractivos. Pero claro, toda rosa tiene espinas y Babylon no iba a ser la excepción. Vaya por delante que es una película compleja que hemos tenido que revisar y que nos ha costado “rumiar” nuestros pensamientos lo suficiente como para tener el presente escrito.
Chazelle nos ha apasionado con cintas como Whiplash o First Man, más en éstas que en La La Land. Su pasión por el jazz y por un mundo ya lejano en el tiempo ha quedado claro y patente en cada uno de sus trabajos y elaborar una cinta teniendo como referencia los años 20 y Cantando bajo la lluvia parecía algo que el director podía bordar. Además, de entre el reparto, Pitt y Calva se llevan la manga. Sobre todo Brad Pitt está acostumbrado a navegar en películas que tienen como contenido fundamental el metacine, sin ir más lejos recordamos su participación en la tarantiana Érase una vez en Hollywood, como un excelente trabajo.
Sin embargo, en el caso de Margot Robbie, el resultado no es tan redondo. Los personajes de Pitt, Calva y Robbie son extravagantes y atractivos así como díscolos y que acuden sin duda a la llamada del camino de los excesos. En esas procelosas aguas, Pitt nada bastante mejor que Robbie, a nuestro juicio. Sin embargo, esto no lastra el resultado final. En algunos de los casos, este servidor no hubiera optado por algunos movimientos manuales de cámara.
El máximo pero que tenemos a la cinta es su longitud. Sobre todo la intro, que deja claro con una fiesta como se lo pasaban “pipa” las actrices y los actores de los locos años 20. Esta fiesta, bien rodada, no tendría que ser tan larga y tan cargante. Hubiera quedado claro, y diáfano con unos interesantes minutos de fiesta y el personaje de Calva, haciendo de chicos de los recados de los mandamases. Con eso hubiera sido suficiente. Luego, en el pasaje siguiente, vino sin embargo el mejor momento de la película ¿Cómo se hacía el cine en esa época? Casi en un descampado y por supuesto con todos los efectos prácticos. Son momentos de oro en la película.
Y por seguir pasando factura, hay una parte del guion que incluye a Calva con un “mafioso” Tobey Maguire (James Mckay) que me desconecta del resultado final. Hubiéramos preferido otro ejercicio, que incluyera quizás de otras formas los espectáculos con los que ocupaban las mentes de los espectadores en plena crisis del 29, y de prohibición del alcohol, no nos olvidemos de la Ley seca. Ahí había más tela que cortar.
Cada vez que sale en la película el personaje de Pitt la película cobra interés. Pitt está en decadencia, gracias a lo mejor al paso del sonido pero también dejan caer un tanto hartazgo del público. ¿Está Brad Pitt tirando pistas sobre la realidad? Esperemos que no. Tanto Chazelle como Pitt parecen utilizar la película como para tirar alguna que otra indirecta sobre la actualidad cinematográfica.
Y por supuesto ¡Qué homenaje al Séptimo Arte resulta Babylon! No sólo el obvio barniz que supone con Cantando bajo la lluvia, sino a la entera Historia del cine. Es especialmente largo pero verdaderamente exquisito y especial para ver en pantalla no grande sino enorme.
Con claros y sombras, con grises más que blancos y negros, como la vida misma, es este nueva aproximación de Chazelle a las pantallas. Sin embargo, estamos de enhorabuena en términos generales. La película se deja ver.
Foto: Promocional del film Babylon.