
Este jueves, 13 de julio, tuvimos el placer de asistir a la V muestra de Big Bands de Canarias. Esta vez celebrada en el municipio de Candelaria de Tenerife. Comenzó con un bonito pasacalle a cargo de la Pixie Dixieland, a la manera de Nueva Orleans. Para continuar ya en el escenario con Jazz Tamos Big Band de original nombre. Estaba anunciada la EMA Big Band pero no pudo asistir.
Para el que no lo sepa, una “Big Band”, además de significar literalmente banda grande, es también una banda de sobre todo vientos que interpretan temas de swing de los años 40 y 50, que fue la época dorada de este estilo musical sobre todo en el mundo anglosajón. Esta “Big Band” además de vientos tenía un guitarra eléctrico, una teclados y un percusionista, que le brindaba la posibilidad de incluir en su vasto repertorio no solo temas de swing, sino también “swinguear ” chachachás, Bossa Nova, e incluso temas tan roqueros como Everybody Need Somebody de los Blues Brothers. Y hasta la conocida música de Barrio Sésamo. Dos horas de deleite musical amenizada con parejas de bailarines de la asociación Paradise Swing que adornaron mucho más aquel hermoso espectáculo en la plaza de los pescadores del municipio, rodeados, cómo no, de mar, de barcas, y todo ese agradable olor salino y marino.
Se recordó que “swing” tiene entre sus significados el de columpiarse, y el mismo columpio. Y que algo de eso tiene esa música que te “balancea” sin casi quererlo escuchando por ejemplo los temas de las ya míticas Big bands de Duke Ellington, Count Basie, Benny Goodman, o Artie Shaw. Pero Jazz Tamos nos demuestra algo más. Que toda melodia puede ser “swingueada”. Y como ya citará el gran Dizzy Gillespie en el documental en la Habana, los instrumentos de viento en el jazz en los EEUU suplantaron los ritmos africanos porque en un principio a los afroamericanos se les prohibía tocar la percusión bajo pena incluso de muerte. Dado que muchos de esos ritmos eran formas de comunicación intertribales que podían llevar a la rebelión. Así que el swing, como otra forma de jazz, tiene esta característica común del estilo, de introducir en instrumentos melódicos una carga rítmica impresionante.
Y además por detrás sonaban también timbales añadidos a la Big Band. Aunque es cierto que es dificultoso, por no decir imposible, que algunos estilos actuales de cuyo nombre no quiero acordarme, al carecer casi de melodía y ser sus ritmos monótonos, repetitivos y simplones, se puedan “swinguear”. Por último Jazz Tamos nos demuestra en la práctica que una banda grande de viento puede hacer otras cosas mucho más interesantes que lo que suelen hacer la mayoría de ellas en Canarias para ganarse el sustento en las verbenas. O sea, pachanga, merengue, o salsa. Estilos musicales que no me parecen mal, pero que limitan las muchas posibilidades de una banda grande de vientos. Y que además alegrarían mucho y diversificarían las músicas verbeneras. Incluso mejorando el buen gusto del personal. Ya que es una música que cualquier persona puede bailar aunque no esté en una academia. Y que también hay academias para bailar mejor la pachanga, la salsa, y el merengue, y nadie por ello se corta a la hora de bailarlas en cualquier fiesta popular.
Felicitamos desde aquí el valor de crear una banda tan buena de Big Band en Canarias como Jazz Tamos, teniendo enfrente miles de obstáculos y dificultades que por desgracia ponen muy difícil poder vivir de ello. Y deseamos que las cosas cambien en ese sentido porque hay mucho talento que vemos muy poco o nunca en los medios, pero sí en las calles y plazas. Porque esta sí que es música realmente urbana.
Foto: del facebook de Carlos González, de Jazz Tamos Big Band
Texto: Ananias Cohen