Matria es una historia común. Consiste en el día a día de una currante que se enfrenta a la adversidad que es sencillamente lo que hacemos todos cuando nos levantamos por la mañana. La heroína de la historia está emparentada y no es correspondida y tiene una hija y es quizás un tanto mal avenida con ella. Nada nuevo bajo el sol. Sin embargo, la fuerza de Matria es cómo hace grande estas pequeñas cosas, avatares a menudo potentes pero que son historias bastantes comunes. La actriz protagonista, María Vázquez, se alza la película en su espalda y cumple de manera extraordinaria encarnando a Ramona.
La película es sencilla y no pretende realizar ningún tipo de viguería visual, es autoconsciente y en apenas 99 minutos de metraje cuenta toda la peripecia de Ramona. Su marido – bicho, su hija – asunto de Estado son co protagonistas casi obligatoriamente.
La cuarentena de edad llegó para Ramona como una losa de responsabilidades. Matria aborda el desempleo, las desigualdades y las relaciones interpersonales en el inigualable paraje de la costa gallega.
Ramona es una luchadora, a veces bordeando el mal gusto y la mala educación. Es la primera que salta en las reuniones sindicales con la empresa. Y es que ella “no va a trabajar por esa mierda”. Y con razón. A ella no se le cae los anillos, lo mismo cuida a una persona mayor o hace una pesada labor entre barcos en la pesca de moluscos y crustáceos o apañando y enlatando alimentos del mar para las conservadoras de mariscos. Y eso habla mucho de la cinta, Gago te imbuye de manera mágica en esta historia de superheroína de barrio y te solidarizas con su onda, con su vida en primera persona.
Recomendamos su visitando y particularmente en versión original subtitulada pues el doblaje al castellano nos sacó un tanto de la verosimilitud de la cinta. En algunos momentos parecía cine alemán doblado “con calzador” al castellano.
Una vez solucionamos el problema con el doblaje, a uno sólo le queda abrazar de manera realista los diferentes avatares de una historia común, de una realización a la altura y poco fantasiosa y solidarizarse con Ramona, una luchadora ejemplar y común a la vez. Por eso vale tanto Matria, porque cuenta lo habitual, una vida corriente sin más pretensiones, más allá de alharacas y sonajeros, más allá de efectismos que en ocasiones en el cine actual están tan injustificados. En ocasiones es bueno encontrarse con esta suerte de historias que no son pretenciosas.
Foto: promocional.