El cómico madrileño Álvaro Casares presenta el día 19 de septiembre en el CICCA su último espectáculo, ‘Check, un show bien’, en el marco del Festival de Humor Reíslas
El cómico madrileño Álvaro Casares, que lo peta en las redes con su hilarante humor costumbrista, se sube al escenario del CICCA el día 19 de septiembre, en una única función programada a las 20:30 horas, para presentar su espectáculo titulado ‘Check!, un show bien’. Al día siguiente, 20 de septiembre, Casares repite en el Teatro Leal de La Laguna, a las 18:00 horas, con este show que coincide con la década que lleva dedicándose a la comedia y en el que aborda en esencia sus contenidos y formatos en línea, con el humor sobre las costumbres españolas con una visión cómica de la vida cotidiana.
Casares, de 33 años, forma parte de la nómina de artistas incluida en la segunda edición del Festival de Humor Reíslas que durante el mes de septiembre recorrerá buena parte de las islas ofreciendo en su cartel a más de quince reconocidos cómicos españoles. Promovido por Etiqueta Negra Producciones, ¿Cómo Está Wally?, Producciones & Management, Ninona Producciones y Estudios Multitrack, las entradas para los diferentes teatros y auditorios ya están a la venta en la web www.reislas.com
Sus vídeos en TikTok e Instagram en los que nos ofrece pistas para detectar a un cuñado bien se han hecho virales adelantándonos un decálogo de razones por las que el frío es mejor que el calor o avanzándonos las manías de todo padre español de clase media bien. Son sólo algunas de sus populares y variadísimas entregas en las que de manera certera parodia toda una exuberante constelación de tópicos y simplezas domésticas inspiradas en la vocación patria que muchos tienen de la vida. En su show interacciona con el público y se ayuda de unos vídeos: Cómo hacer un show bien, cómo ser un cuñado en una boda y otro de tomas falsas.
Reírse de los tópicos con Casares
«Me considero un creador de contenidos de entretenimiento», señala Casares, que fue auxiliar administrativo, comercial y trabajador social antes de dedicarse a la comedia. «En ese oficio descubrí la delgada línea que sigue existiendo entre que tramites una ayuda para un usuario y al mes siguiente tengas que tramitarla para ti mismo. Ni siquiera era mileurista», recuerda. «Ahora tengo dinero para coger un taxi todos los días, pero me gusta tomar la línea 1 de metro en Nueva Numancia con mis casquitos y voy estupendamente. Soy muy futbolero y entreno desde hace 17 años a unos niños en una escuela de barrio de fútbol de Madrid Sur. Este año entreno a un equipo infantil de niñas y jugamos en el Pozo del Tío Raimundo… todo súper vallecano».
«Me río de los tópicos. Siendo madrileño de Vallecas me río de los madrileños. Seguimos siendo un país muy costumbrista por muy modernos que nos creamos. Muy polarizado alrededor de la política o el fútbol. No sé si hay dos Españas, pero por en medio la cruza una línea costumbrista que nos une y hace iguales. La comedia es dolor y verdad y lo que hago es gracioso porque es verdad. Es mi mantra. A mis personajes creo que nadie los odia porque transmiten verdad. En una ocasión me dijeron: no te preocupes en buscar tu estilo, porque el estilo te va a encontrar a ti. Muchos me dicen que parezco de pueblo; debe ser que el origen manchego de mi madre tira y que durante mi adolescencia pasé muchos veranos en el pueblo».
Confiesa que cuando viaja por los compromisos de sus bolos lleva consigo una bolsita con medicinas, «desde ibuprofeno a paracetamol, pasando por omeprazol y condones, por si acaso, y tapones para poder dormir en los hoteles, que alguien ya te despertará si se produce una catástrofe para sacarte de la habitación», bromea.
«Hago humor costumbrista pero no lo consumo. Me gusta el humor surrealista de los Chanantes, por ejemplo. Admiro a muchos humoristas que proceden del stand comedy puro, desde Ignatius Farray a Raúl Cimas, pasando por los pioneros Chanantes, Ernesto Sevilla, Pantomima Full o Joaquín Reyes, entre otros muchos y muchas que abrieron puertas como Las Virtudes, Susi Caramelo, Eva Soriano o Victoria Martín y Carolina Iglesias de Estirando el chicle. Todos y todas están aportando nuevos puntos de vista enriquecedores a la comedia, y los llenazos que ha hecho Juan Dávila en Vista Alegre o Ángel Martín en el Wizink Center son una flipada».
Álvaro Casares sigue conversando: «Soy del 90 y no me hubiera gustado ser de la generación de mis padres. A partir del franquismo, lo que sea. Soy cómico de vocación, pero no me hubiera desagradado ser psicólogo, cantante, actor o docente. Me estoy volviendo anárquico y cada vez tolero menos recibir órdenes. Nuestros padres dirían que sucede porque no hemos hecho la mili», agrega el madrileño que confiesa que no le complace que la gente lo identifique con el cuñado que explota en sus redes. «No voy a un restaurante y pido la dolorosa ni le digo a mi novia mi churri, la parienta o galletita. Me jode cuando estoy hablando con alguien y me espeta: pues no eres tan gracioso. ¿Qué quieres que te haga un show privado?», concluye Casares.