
Delafé y Las Flores Azules regresan tras más de una década sin publicar nuevo material con Amor, su álbum más personal y ambicioso hasta la fecha.
Un viaje sonoro y emocional
Amor no es solo un disco. Es un viaje, una aventura artística y una profunda reflexión sobre la fuerza del amor en todas sus formas: el amor por la vida, por el arte, por un hijo, y por el instante presente. Concebido durante los años de confinamiento, el proyecto nació en un momento de contrastes extremos: mientras el mundo se cerraba y la distancia se imponía, Oscar DʼAniello se convertía en padre por primera vez. La emoción pura de esa experiencia impregnó el proceso creativo desde el inicio.
La pieza central del álbum, una composición monumental, se inicia con el latido real del corazón de Luca, el hijo de DʼAniello, grabado a partir de la primera ecografía. Este sonido, pleno de verdad y magia, simboliza las fuerzas contradictorias que definen la experiencia humana y el núcleo temático del disco.
El propio Oscar te detalla más: «Amor no es una canción, ni un disco. Amor es un viaje. Una aventura. Mi gran oda a lo más grande que tenemos: El amor. Ya sea el amor por el arte, por la vida, por un hijo, por intentar disfrutar del presente, de ese instante, del Don de la vida. Amor es libertad y valentía. Amor es un legado. Una firma. Una palabra eterna que pueda seguir hablando más allá de la vida. Supongo que eso es el arte, una especie de inmortalidad soñada que nos permitirá seguir acompañando a quien nos mire o nos escuche…entre ellos a Luca, mi hijo.

Amor, que no es una canción ni un disco, un viaje, una aventura
Pues sí. Amor nació al mismo tiempo que nacía mi hijo Luca y también al mismo tiempo que el mundo parecía detenerse. Eran tiempos de confinamiento y sentí que tenía que hablar de la vida porque, por momentos, parecía que la estábamos perdiendo. Estaba prohibido hablar sin mascarilla, y estábamos privados de toda sonrisa. No se permitía besar, abrazar pero…y, simultáneamente, yo acababa de ser padre, estando en contacto con el amor de una forma muy pura y sin barreras. Parecía un éxtasis vivirlo en ese contexto. Una mezcla de amor puro y miedo global muy poderoso. Yo andaba inmerso en una especie de aislamiento familiar. No paraba de leer cómics de Súper Héroes y había vuelto a escuchar Heavy Metal, que era la música de mi adolescencia. Supongo que todo ello era una forma de evadirme, de vivir aventuras, de conectar cada vez más con mi interior dada la realidad que sucedía en el exterior. Estaba muy ermitaño con mi hijo y mi mujer y llamé a un amigo músico y le comenté que quería empezar a hacer una canción. Empezamos trabajando sobre una letra que le repetía a mi hijo en loop para dormirlo a modo de nana: Aquí, ahora, amor….»
El proceso creativo de Amor estuvo marcado por un momento de reencuentro inesperado. Tras casi diez años sin colaboración musical, Helena Miquel, la otra mitad de Delafé y Las Flores Azules, contactó a Oscar con el deseo de crear juntos nuevamente. Este reencuentro dio origen a una canción expansiva y evolutiva, donde cada nueva sección se sumaba al tiempo y a las emociones vividas. La colaboración se transformó en una pieza viva que desafía las convenciones de la música pop, combinando lirismo, spoken word y una sonoridad vibrante.
Oscar lo cuenta: «A los pocos días de empezar la canción, contra todo pronóstico, recibí una llamada de Helena Miquel (las Flores Azules, exmujer y componente del grupo) diciéndome que quería volver a hacer una canción conmigo después de prácticamente una década sin contacto creativo. Supongo que todos estábamos de alguna manera echando de menos la vida, el pasado, lo verdaderamente importante. A ella también le debió pasar…Me puse muy feliz y creo que inconscientemente decidí que sería una canción especial, muy larga, una aventura, un viaje hacia lo desconocido. Algo nuevo después de 20 años haciendo canciones standard. Así que empezamos a grabar y cada cierto tiempo, le decía: «He escrito una nueva parte para nuestra canción». Ella venía y la grababa. Y así fue creciendo en minutaje mientras pasaban los meses y los años.»