
El País dels Crancs es el nuevo disco de Feliu Gasull en donde colaboran y participan grandes nombres de la música catalana como por ejemplo Sílvia Pérez Cruz, Pau Figueres, Jaume Cortadellas, Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu y Orquesta Sinfónica del Teatre lliure, dirigidas por Josep Pons y Murta Ensemble dirigida por Manuel Valdivieso
Pocas figuras compositivas del panorama musical ibérico están tan estrechamente relacionadas con el misterioso fenómeno de la inspiración como lo está el guitarrista y compositor Feliu Gasull i Altisent (Barcelona, 1959). Nacido, casualmente, un 25 de marzo, fecha de una importante festividad en el cristianismo como es la de la Anunciación. La coincidencia no es baladí, porque la gran mayoría de la música de Gasull puede interpretarse como el anuncio de una presencia con la que él ha contactado previamente, y que, además, sabe tejer y trasladar a través de su obra musical. Esa presencia no es nada fácil de definir con palabras, y tampoco este es el espacio más adecuado para intentar acotarla. Sí que no podemos dejar de describir cómo esta presencia, sin embargo, en nuestro compositor, parece venir propiciada por el contacto previo con manifestaciones poéticas, la contemplación de la naturaleza, la escucha musical y una importante conciencia del aquí y ahora.
«De todos los misterios del universo, ninguno más profundo que el de la creación», escribió Stefan Zweig (1881-1942). Quizás por eso un aura de misterio rodea todas las obras que conforman este disco. Y hablamos de misterio en el sentido de que la audición de esta música nos conduce a un territorio de conocimiento y descubrimiento de nuestras facultades más íntimas y representativas, de las cuales, antes de la escucha, desconocíamos totalmente la existencia. Y si aceptamos que conocer tiene que ver con «volver a nacer», estas músicas, en efecto, invitan a ese renacer. O lo que es lo mismo: al finalizar la audición, no somos los mismos que éramos antes de esta.
Todo esto se logra, en gran parte, porque estamos ante un creador profundo e inspirado, de una ambición tan grande como salpicada de humildad, donde su música se erige como una reivindicación en toda regla del oficio de compositor, entendiéndolo no desde la audacia o la novedad desde el punto de vista de la evolución histórica, sino —diciéndolo con palabras extraídas de un conocido discurso de Wilhelm Furtwängler (1886-1954)— «desde el grado de necesidad interior, de personalidad humana y de fuerza expresiva». Por eso nos atrevemos a definir a Feliu Gasull como un compositor original, pero en el sentido profundo de ese adjetivo: un regreso a los orígenes.
No importa la procedencia y el origen de las fuentes musicales de inspiración de la obra de Gasull, que van desde la improvisación de vanguardia enraizada en la música contemporánea popular (recordemos sus primeros pasos en el entorno de la llamada «ona laietana»), pasando por el universo del flamenco y la canción de raíz de los conjuntos de habla catalana, y, evidentemente, a través de un conocimiento exhaustivo de las técnicas y estilos de la música de los siglos XX y XXI, en toda su riqueza y diversidad, que hace suyos como nadie y que emplea no como un fin en sí mismo, sino poniéndolos al servicio de la inspiración que, aquí y ahora, definiremos en el sentido señalado por Jonathan Harvey (1939-2012): «inspiración es aquello que causa, induce y obliga al artista a crear».
Cinco obras conforman este disco. Las dos más antiguas, Cel roig (1995) y Contra-xions (1997), nos llevan al Gasull más vanguardista, donde pueden detectarse los aprendizajes orquestales y compositivos en la Universidad de Indiana con el chileno Juan Orrego-Salas (1919-2019), y donde encontramos una preocupación sonora más especulativa, como el tratamiento de los glissandi, los cuartos de tono y las posibilidades tímbricas de la guitarra en Contra-xions, una obra por encargo del Santa Fe Chamber Music Festival, EE. UU., y de la flauta travesera en Cel roig, encargo de la Orquestra de Cambra Teatre Lliure y dedicada al mismo solista que interpreta la obra, Jaume Cortadellas, que toca las distintas variedades de flauta (flautín, flauta travesera, flauta en sol y flauta baja). Contra-xions, en este disco, se ofrece en la versión interpretada por el guitarrista Pau Figueres acompañado del Murtra Ensemble, dirigido por Manuel Valdivieso.
Las tres obras restantes, Tonades (2013), Tres quarts per a veu i orquestra (2010) y Fantasia sobre Canticel d’Eduard Toldrà (2014), nos conducen a la intensidad de la relación que mantiene nuestro compositor con la canción popular y de raíz, a la que contempla como una cartografía del alma después de haber observado, de antemano, el paisaje de la naturaleza. Pueden ser tanto tonadas de campesinos cuando cantaban en el campo como los versos de Enric Casasses o la fantasía musical que le suscita el Canticel de Eduard Toldrà. No importa. Gasull ofrece estos materiales sonoros y poéticos en una nueva dimensión, llamémosla, mistérica.
Por si fuera poco, el disco que tenéis en vuestras manos es una pieza única porque se erige como un compendio de la estrecha relación mantenida entre el compositor y el director de orquesta Josep Pons (Puig-Reig, 1957) y la cantante Sílvia Pérez Cruz. Una relación tan estrecha como cómplice, que nos lleva a las esencias del festejo que puede establecerse entre un creador y sus intérpretes musicales, y cómo estos últimos acaban siendo hermeneutas en el descubrimiento de significantes y significados en la obra musical, de los cuales el propio creador no era consciente. Quizás por eso el disco respira una luminosidad y una verdad que encajan perfectamente para convertirlo en la única grabación fonográfica en forma de disco (al margen de los DVD) que Josep Pons deja en su extraordinario y fecundo paso como director musical titular de la Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu, entre los años 2012 y 2025. No debe sorprendernos que haya querido hacerlo junto con una obra que le está dedicada (Tonades) y con una antigua grabación de la añorada Orquesta de Cambra Teatre Lliure (Cel roig), fundada por él mismo y donde la relación con Feliu Gasull fue de lo más fructífera. En el año en que se conmemora el cuarenta aniversario de la fundación de esta orquesta, ¿se puede pedir más?